viernes, 25 de abril de 2014

Recursos Naturales Renovables - (Ecologìa y Economía)













TEMA 10:


LOS RECURSOS NATURALES COMO BASE DE LAS ACTIVIDADES PRODUCTIVAS – 2ª. Edición, actualizada.



Para alumnos de:
Carrera de Ingeniería de Paisajes, Asignatura Ecología del Paisaje
Carrera de Ingeniería Agronómica, Asignatura Ecología Agraria


Biól. María Cristina Morláns

Mgter. en Conservación y Gestión del Medio Natural






CONTENIDO:
I) Breves consideraciones sobre las causas históricas y geopolíticas del deterioro de los recursos naturales renovables de Argentina.
II) Los recursos naturales en relación con las   actividades agropecuarias.


III)  Los recursos naturales en relación con las actividades industriales.
IV) Relación general entre agricultura,  alimentación y superpoblación

V) Uns visión Holística.
VI) Huella ecológica y Biocapacidad.
VII) Los recursos naturales como proveedores de bienes y servicios ambientales
VIII) Panorama actual: la globalización del neoliberalismo.





I) BREVES CONSIDERACIONES SOBRE LAS CAUSAS HISTORICAS Y GEOPOLITICAS DEL DETERIORO DE LOS RECURSOS NATURALES RENOVABLES DE ARGENTINA.
           
            La explotación de los recursos de regiones subdesarrolladas por parte de regiones desarrolladas, o para generalizar, el condicionamiento de las primeras por estas últimas, reconoce antecedentes muy antiguos. Para no retroceder a la época del Imperio Romano o a la conquista europea del continente americano, podría iniciarse la búsqueda de las causas del deterioro de nuestros recursos naturales tomando arbitrariamente como punto de partida el siglo XIX, en el momento en que Inglaterra - que en ese entonces constituía  el eje de la economía mundial - propone la división internacional del trabajo alegando que de ese modo habría un enriquecimiento general.

            Parte de la idea de que si cada país se dedica exclusivamente a producir aquello en que logra la mayor eficiencia, disminuirían los costos de producción y al intercambiar los productos, todos saldrían beneficiados.

            Aquello podría haber sido cierto de haber existido paridad en el intercambio comercial. Pero los jóvenes países en desarrollo sólo tenían para ofrecer sus recursos naturales, de modo que se convirtieron en productores y exportadores de materias primas e importadores de productos manufacturados, procesados en las naciones industrializadas.

            De allí surgen diferencias en las relaciones económicas, dado que el precio de los productos industrializados es de por sí más elevado, tiene mayor elasticidad, en general no es perecedero, no  depende de condiciones climáticas, etc., en tanto que a nadie se le ocurrió o nadie pudo  nunca imponer un precio (valor de depreciación) al deterioro ambiental producido como consecuencia de la extracción de recursos.

            Pese a que el Ing. Alvaro Alsogaray, en el transcurso de un reportaje (Clarín, 24/10/81) y al decir el periodista que la relación  de intercambio beneficia a la producción con mayor valor agregado contestá que "eso no es una ley económica sino un invento cuya falsedad ha sido probada hasta el cansancio ...", la mayoría de los analistas coinciden en  señalar que la División Internacional del Trabajo, lejos de achicar la brecha que separaba a los países no industrializados de los industrializados, la transformó en un abismo que justificó la división del mundo en Países Centrales y Países Periféricos primero, y en Países Desarrollados y Subdesarrollados posteriormente.

            La consecuencia y concatenación de fenómenos derivados de los hechos apuntados se resume en el cuadro sinóptico siguiente:

DIVISION INTERNACIONAL DEL TRABAJO/// CRECIMIENTO ECONOMICO




            Los Países Periféricos (entre ellos, Argentina), ante la necesidad de divisas para importar manufacturas (y posteriormente para industrializarse), deben explotar y exportar sus recursos naturales antes de conocer la velocidad de renovación de los mismos y sin poder prever la respuesta de los ecosistemas ante distintos niveles y técnicas de extracción y vendiéndolos a un precio determinado, en la mayoría de los casos, por el país comprador (País Central).

La demanda, muchas veces específica (tanino, caucho, cuero, etc.) por parte de los Países Centrales condiciona e impulsa la ocupación de territorios (Frentes de Extracción de recursos naturales) en respuesta a aquella demanda exterior más que a planificaciones nacionales.

            Por ser económicamente dependientes, en tanto la demanda permanecía activa cada frente "avanzaba" a una velocidad que dependía de la cantidad de ocupantes y, fundamentalmente, del carácter de la tecnología usada, hasta el agotamiento total del recurso o hasta que los precios no compensaban los costos de producción (en realidad muy bajo ya que no se conocía el verdadero valor del recurso).

            En estos casos, o cuando cesaba la demanda por haber conseguido el País Central un mejor proveedor, el frente de extracción se convertía en un Frente de Expulsión. El ejemplo más claro y dramático es, quizás, el de Manaos, ciudad que creció y floreció espectacularmente a la sombra de la Hevea brasiliensis (productora natural de caucho) y, cual una planta efímera, muy pronto perdió su vigor cuando "misteriosamente" la Hevea comenzó a ser cultivada en una colonia inglesa...

            Al retirarse el capital y la tecnología, los territorios ya desvastados o en franco proceso de degradación quedaban ocupados por aquellos pobladores que no tenían capacidad de trasladarse hacia otros frentes en  crecimiento, practicando entonces una economía de subsistencia y debiendo ocupar cada vez un mayor espacio para lograr la indispensable satisfacción de sus necesidades vitales mínimas; sin posibilidades económicas ni conocimientos técnicos que les permitieran hacer un manejo de las tierras tendiente a lograr su recuperación ecológica.

            Este esquema general es aplicable a toda América Latina, con diferencias que resultan tanto de las posibilidades naturales de los territorios respectivos, como del porcentaje de nativos residuales y/o la idiosincracia de los inmigrantes  (colonizadores en el caso de Brasil y Estados Unidos, y conquistadores en el resto de América).

            El otro aspecto del problema (a la derecha en el esquema de la página anterior) es que, pese a todo y a costa de la destrucción de los activos ecológicos nacionales, durante fines del siglo XIX y principios del XX, la economía de los países periféricos fue creciendo. Al crecer, aumentaron las necesidades de importación y, por ende, la necesidad de divisas. Más presión de extracción sobre los recursos naturales y aún sin haber investigado las reglas básicas que regulan el funcionamiento de los ecosistemas explotados.

            Comienza la industrialización (y el endeudamiento) de los países periféricos y, siendo los países centrales los creadores de la tecnología, nos industrializamos con una tecnología dependiente (a veces perimida, a veces en experimentación, fuera de escala, etc.). Además, por la estrechez económica, esa tecnología no alcanza amplia difusión y es así como surgen economías duales, con "islas" de alto nivel tecnológico en medio de un océano de tecnología primitiva.  

            Esto ocurre en todos los sectores y particularmente en el agro. Los establecimientos modernos, de alta productividad obtenida a base de sofisticada tecnología, uso intensivo de fertilizantes y pesticidas (importados), prospera a expensas de las economías regionales, postergadas en Argentina tanto en el pasado como en la actualidad ya que el federalismo nunca existió en realidad en nuestro país.

            Y son estos sectores marginados los que más contribuyeron y contribuyen al deterioro de los recursos naturales, en especial los renovables.

            El agotamiento del suelo, el sobrepastoreo, el inadecuado manejo de áreas de relieve accidentado y otras situaciones aceleradoras de la erosión aumenta más y más el tamaño de la unidad de explotación requerida para la sustentación familiar y el crecimiento empresarial.

            La tala rasa practicada en los bosquecilos de Caldén, Tala y Algarrobo en el sur de Córdoba, este de San Luis y de La Pampa y sur de Buenos Aires (fomentada desde el gobierno después de la 2a. Guerra Mundial) y la aplicación a las tierras así desmontadas de tecnología inadecuada para ese tipo de sustrato, volvió a transformar en móviles a los médanos que la vegetación natural se había encargado de estabilizar durante cientos de años de coevolución.

            La tala y la ganadería en el interior de los bosques semiáridos del país transformó el primitivo mosaico de masas forestales y "abras" de pasto en áreas arbustificadas de escasa productividad, en tanto que, en virtud de similares procesos, las zonas áridas van siendo conducidas a una situación de desiertos y médanos en avance.

            En términos generales, disminuye el activo ecológico; se deteriora el potencial productivo y se produce el empobrecimiento del campesinado. Los más audaces emigran a la ciudad, produciéndose esas concentraciones urbanas monstruosas propias de todas las regiones subdesarrolladas, donde más de la mitad de la población del país se localiza en o cerca de su ciudad capital, otorgándole en secuencia el aspecto de un enfermo de hidrocefalia.

            En síntesis: hubo un crecimiento desequilibrado tanto en función del mercado internacional como de los Polos Centralizadores nativos que, en Argentina, condujo a un acelerado desarrollo de la Pampa Húmeda y a una excesiva concentración urbana (con las consecuencias de concentraciones de capital y fuentes de trabajo calificado y bien remunerado) y como contrapartida, un retardado crecimiento y aún un deterioro de la potencialidad de desarrollo del resto del país, particularmente de sus áreas rurales, las cuales son hoy expulsoras de población humana.  

Considerando aquella realidad, en los siguientes apartados se pone énfasis en el aprovechamiento, uso o explotación racional de los recursos. Se parte de la base (antrópica, por cierto) de que los recursos sólo son tales si constituyen un bien o medio de subsistencia;  es decir,  si se recurre a ellos. Pero también se reconoce que el concepto de renovabilidad exige respetar las velocidades de renovación propias de cada uno de esos recursos a fin de evitar el colapso del medio natural como reserva de materias primas dentro del proceso productivo

            El tema de los recursos naturales se aborda según el criterio ecológico de  usarlos, conservándolos y conservarlos para usar.

            En primer lugar, se presenta a los recursos naturales en relación a las actividades productivas primarias (agropecuarias), destacando su integración a un sistema mayor y ejemplificando con esquemas simples algunas de las muchas alternativas posibles de uso de los mismos.

            Luego, se los relaciona con las actividades productivas secundarias (industrias), discutiéndose la capacidad de abastecimiento de los recursos naturales a un mundo cada vez más poblado.



El problema de la superpoblación se presenta bajo el doble aspecto del aumento numérico y del consumo energético "per cápita", estableciendo las diferencias entre regiones desarrolladas y subdesarrolladas.

II) LOS RECURSOS NATURALES COMO BASE DE PROCESOS PRODUCTIVOS PRIMARIOS (actividad agropecuaria)

            Las variables esenciales de toda empresa agropecuaria son: espacio, capital, tecnología y recursos naturales, amén del trabajo humano, siendo el hombre, el ser humano, el receptor final de los productos del agro.

Como se ilustra en el esquema adjunto, todas las variables actúan integradas en un sistema, de modo tal que cualquier modificación (positiva o negativa) que opere en una de ellas repercutirá, con el tiempo, sobre todas las demás.


Los recursos naturales pueden ser No Renovables (combustible fósil, minerales) y Renovables (aire, agua, flora, fauna). Algunos autores incluyen en esta última categoría al suelo, en tanto que otros consideran tanto al suelo como a los salares como recursos semi-renovables.

            Los recursos naturales renovables, por su parte, se dividen en abióticos y bióticos según su naturaleza y, especialmente los de carácter biótico, pueden ser autóctonos (propios de cada región natural) o exóticos; es decir, introducidos en un área diferente de aquella de la cual provienen.

Conceptualización.

            De acuerdo a las definiciones adoptadas en el Primer Seminario Nacional sobre "La conservación de los recursos naturales renovables en los Currícula de la Enseñanza Media" (Vaquerías, Córdoba, Oct. de 1974), se entiende por:

Recurso Natural: elementos que la naturaleza brinda y que son capaces de satisfacer necesidades del ser humano.
Recurso Natural Renovable: es aquel que tiene la capacidad de reproducirse o renovarse con una velocidad acorde a la de su utilización.
Recurso Natural No renovable: es aquel que no tiene capacidad de autorenovación o reproducción o, si las tuviera, ésta no ocurre a una velocidad acorde a la de su utilización.

            Como se desprende de tales definiciones, el elemento clave a tener en cuenta en la asignación del carácter de un recurso es su velocidad de renovación.

Interacción de Recursos

            De la interacción de los recursos (o variables) anteriormente indicadas, resulta una determinada producción cuyas diversas expresiones constituyen la materia prima necesaria para satisfacer necesidades humanas: producción vegetal (fibras, granos, hojas, frutos, etc.); producción animal (carne, leche, cuero, lana, pelo, transporte etc.); producción de agua útil  (conservación, almacenamiento); producción de oxígeno; producción de suelo (contribución a su génesis, mejoramiento, conservación), etc., pudiendo considerarse los tres últimos como bienes no comercializables, aunque por su valor de uso signifiquen una reinversión natural.

            De la venta de los productos (ya sea para consumo directo o como materia prima para otros procesos productivos, industriales) resulta el capital que permitirá introducir o mejorar la tecnología (maquinaria, fertilizantes, pesticidas, pautas de control y manejo, infraestructura) y/o aumentar el espacio y/o mejorar la oferta de recursos naturales; ello a su vez podrá redundar en una mayor producción y por ende en un mayor capital.

            Nótese que el esquema puede "funcionar" en sentido inverso: por ejemplo, menor oferta de recursos naturales, menor capital, etc.

            Atendiendo exclusivamente al flujo de materiales, puede resumirse lo anteriormente expuesto como sigue:



Los Recursos Naturales, originales o no (autóctonos o exóticos), constituyen la base primera y fundamental, el activo ecológico del cual dependerá el potencial de desarrollo de la empresa; potencial que se realizará o no según la habilidad y el conocimiento (científico o empírico) con que se los administre.

            Para un correcto manejo de los mismos, la primera consideración a hacer es que los recursos naturales renovables, con su ambiente, conforman asimismo un sistema; es decir, un conjunto de elementos que, condicionándose mutuamente, componen una unidad de trabajo. Tal unidad funcional recibe la denominación de ecosistema.

Igual que en el caso anterior, cualquier modificación que se efectúe en alguno de los compartimentos en que se ha dividido dicho ecosistema, con el tiempo repercutirá sobre todos los demás.

            En un ecosistema "natural" (poco o nada alterado en relación a su conformación original), los diversos componentes han coevolucionado lentamente, ajustándose unos a otros en delicado equilibrio y estableciendo entre ellos una armonía tal que  garantiza el más adecuado funcionamiento conjunto.        

Esquemáticamente:


Sin embargo, el funcionamiento más adecuado para el ecosistema puede no ser el más conveniente o deseado desde el punto de vista del ser humano.

            Para obtener excedentes exportables, convertibles a dinero, el hombre transforma los ecosistemas originales de diversas maneras, alternativa y/o simultáneamente.

            Si las transformaciones están bien planificadas y dirigidas y responden a las posibilidades reales del ecosistema en cuestión, podrán lograrse los mejores rendimientos compatibles con una buena conservación del activo ecológico. Por el contrario, una mala planificación o errores de cálculo pueden producir desajustes que desestabilicen todo el sistema, con consecuencias perjudiciales para el capital natural y por lo tanto para el rendimiento económico.

            En términos generales, las transformaciones implican:

a. Sustitución de un elemento original (resultado de un proceso de selección natural) por otro "mejorado", resultado de un proceso de selección artificial. Por ejemplo, reemplazar la pastura natural y/o las especies forestales naturales, por forrajeras o árboles provenientes de otras regiones (introducidas o exóticas) Estas últimas pueden ser más productivas y/o de crecimiento más rápido pero no estar tan bien adaptadas al ambiente como las autóctonas, por lo que requerirán subsidios energéticos bajo la forma de agua de riego, fertilizantes, pesticidas, etc.
b. Adición al sistema original de un elemento nuevo; por ejemplo, añadir ganado vacuno (exótico) en una región naturalmente poblada por pequeños cérvidos.
c. Eliminación (sin sustituir ni adicionar) de uno o más elementos del ecosistema original. Por ejemplo, eliminación parcial o total del estrato arbóreo (u otro). El caso extremo de eliminación, cual es la extracción continua de un recurso sin respetar su tiempo o velocidad natural de renovación, o sin restitución en el caso de recursos no renovables, afecta profundamente al sistema en su totalidad, precisamente por su naturaleza sistémica.

Ejemplos:
            En los esquemas siguientes se representa:

            Un sistema natural integrado originalmente por tres estratos de vegetación:



 en equilibrio entre sí y también con el clima y suelo del lugar (I). Proyectado en el tiempo (II) y en ausencia de disturbios, el sistema mantiene a lo largo de cualquier período considerado, la misma estructura inicial (III) 

                                     I                                II                                  III                            



            A continuación y de una manera muy general, se exponen distintas posibilidades de respuestas ecosistémicas (válidas para zonas áridas y semiáridas, en especial) frente a diversas alternativas de manejo.


Caso 1: En una situación de extracción (eliminación) continua y hasta su agotamiento (sin respetar la velocidad de renovación del recurso) del estrato arbóreo (recurso forestal para madera, leña, carbón,  etc.), la conformación original del sistema (I) irá cambiando en el tiempo (II). A medida que avanza el proceso de talado, el espacio dejado por los árboles que se cortan es ocupado por los elementos del estrato arbustivo (en mejor posición para la captación de luz que el estrato herbáceo), pudiendo desarrollar mayor tamaño individual (más altura, mayor diámetro de copa) y aumentar su densidad (número de individuos por hectárea). Como resultado de ello se hace más severa la competencia entre arbustos y hierbas y, por ser los primeros más altos, limitan las condiciones de luminosidad en los estratos inferiores; a la vez, hay también mayor competencia a nivel radicular, tanto por humedad como por nutrientes. Los arbustos pueden, finalmente, provocar un efecto depresivo sobre la pastura, disminuyendo el volumen de la misma (no obstante, debe tenerse en cuenta que en situaciones de sobrepastoreo intenso, el mayor volumen de gramíneas se encontrará en la base de los arbustos, protegidos por éstos del diente de los animales); asimismo resulta restringido o impedido el crecimiento de renuevos de árboles.

                                     I                                      II                              III
  



El resultado final (III) es un paisaje carente de  árboles, con estrato herbáceo disminuido y un fuerte desarrollo del estrato arbustivo. La menor capacidad de los  arbustos para proteger el suelo y retener el agua podrá traducirse en una aceleración de los procesos erosivos.

            En síntesis, de un sistema potencialmente muy productivo se ha pasado a un sistema tanto más improductivo cuanto mayor fuera la función protectora o amortiguadora del estrato que ha sido eliminado.

            La deficiente ocupación del espacio (por empobrecimiento de los estratos arbóreo y herbáceo), conduce a una Biomasa Total menor en el estado final (III) con respecto al inicial (I).


Caso 2: En una situación de extracción continua de elementos del estrato herbáceo, efectuada a una velocidad superior a la velocidad de renovación de la misma (que podría resultar de una adición de ganado en exceso respecto a las reales posibilidades de carga del sistema original I), el cambio en el tiempo (II) de la conformación primitiva podrá ser: la pastura (estrato herbáceo) irá siendo paulatinamente eliminada por sobrepastoreo y el espacio dejado por las plantas que desaparecen es ocupado por arbustos y hierbas no palatables, que aumentan en número y tamaño. A medida que escasea el pasto, el ganado comienza a ramonear renuevos de árboles (también arbustos) y/o los destruye por pisoteo, provocando un efecto depresivo sobre el estrato arbóreo y sobre arbustos palatables.

                                     I                                II                                      III



El resultado final (III) es un paisaje desprovisto de gramíneas, con un estrato arbóreo cuya renovación está comprometida por la escasez de individuos jóvenes y con un estrato arbustivo bien desarrollado pero en el que faltan especies apetecidas por el ganado.

            La ausencia de estrato herbáceo facilita que se aceleren los procesos erosivos que actúan en el área.

            En síntesis, se ha pasado de un sistema con una buena oferta de alimentos y capacidad para retener el suelo y el agua, a un sistema improductivo y desequilibrado, donde la tendencia es ir hacia un estado cada vez peor.

Caso 3: Una situación distinta se presenta cuando se hace extracción (eliminación) moderada del estrato arbóreo, asegurando su renovación natural, a la vez que se controla la expansión de los arbustos (con trabajo manual o mecánico, herbicidas selectivos, etc.), de modo tal que la pastura pueda desarrollarse óptimamente a favor de mejores condiciones de luz, humedad y una menor competencia por nutrientes.


                                  I                              II                                    III



El resultado final (III) es un sistema que conserva un buen número de árboles, los cuales mantienen su capacidad de renovación (permitiendo por lo tanto que continúe la extracción moderada); posee pocos arbustos (que incluso pueden seleccionarse dejando sólo aquellos que constituyen un recurso alternativo) y presenta un estrato herbáceo muy bien desarrollado, capaz de proteger eficientemente el suelo. Se ha pasado de un sistema con una buena oferta de recursos forestales y forrajeros a un sistema que, si bien está alterado respecto a su conformación original, mantiene constante la oferta de recursos forestales y ha mejorado la oferta de alimento herbáceo para el ganado. La única precaución a tomar es seleccionar cuidadosamente el método y las técnicas para remover el estrato arbustivo.

Caso 4: A partir de un sistema como el anterior, es posible obtener los mejores rendimientos compatibles con la sustentabilidad del sistema con sólo ajustar la carga animal y la presión de talado a la velocidad de renovación de los respectivos recursos.





Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que tanto la tala (aún moderada) cuanto la ganadería, por más que esté ajustada a la capacidad de carga del sistema, generan "espacios vacíos", entablándose una puja constante entre los  tres estratos considerados, los cuales pueden controlarse mutuamente o bien se requerirá una desarbustificación periódica, debido a que los arbustos están menos presionados que árboles y hierbas.



Caso 5: otras alternativas posibles (entre muchas más) son: eliminación total o parcial del estrato arbóreo, eliminación total de los arbustos y sustitución de los elementos arbóreos autóctonos por otros de mayor velocidad de crecimiento, mejor calidad del producto, etc.







            En cualquier caso, los costos de transformación y mantenimiento son altos y el riesgo es mayor que el del ejemplo 4; en compensación, los rendimientos son más elevados.

            De todos modos debe considerarse que, correspondiendo el paisaje original a una condición de aridez o semiaridez, conviene siempre dejar algunos elementos autóctonos, adecuados a tales condiciones. En el primer caso, dejar una cubierta arbórea reducirá la insolación de las hierbas implantadas y, especialmente si éste sistema se va a dedicar al pastoreo, proporcionará sombra para el ganado. En el segundo caso, el  mantenimiento de una cubierta herbácea protegerá al suelo de los procesos erosivos.

            Los elementos que se introduzcan, por su parte, deberán ser capaces de soportar las condiciones climáticas y edáficas imperantes; caso contrario, el costo de mantenimiento podrá ser demasiado alto y aún así la probabilidad de fracaso existe.



III) LOS RECURSOS NATURALES EN RELACION CON LAS ACTIVIDADES INDUSTRIALES.

            Pasando de un sistema productivo puntual, como el de la empresa agropecuaria antes analizada, a un sistema mayor, como el de todo un país o aún de todo el planeta y haciendo una simplificación extrema, puede decirse que también en este caso la base de todos los procesos productivos está dada por los recursos naturales, renovables y no renovables (incluyendo aquí al combustible fósil).

Fig. 11

Esquema simplificado del flujo de materiales en un sistema ecológico - económico:





Cuando la capacidad de autodepuración del sistema resulta superada por la velocidad de acumulación de residuos (provenientes tanto de los procesos productivos como del consumo y del mismo proceso extractivo de recursos) y el reciclado (natural y/o artificial) no compensa aquel exceso, la contaminación se transforma en una molestia y puede llegar a ser un factor depresivo de la producción.

Del mismo modo, si la extracción de recursos no es compensada (en el caso de los renovables), el activo ecológico irá disminuyendo cuali y cuantitativamente.

            El costo social representa el daño que sufren todos los individuos a través de una disminución de su calidad de vida (principalmente en áreas desarrolladas), de su estándar de vida y/o potencial de desarrollo (principalmente en áreas subdesarrolladas), lo que se traducirá, por distintas vías según los casos, en un deterioro de la salud física y psíquica de los seres humanos.

            Es obvio que debe existir un nivel límite de capacidad de abastecimiento por parte de los recursos naturales (que, para el caso de los renovables depende de su estado de conservación y de su velocidad de renovación, la cual está condicionada fisiológica, genética y climáticamente), así como existe un nivel límite de la capacidad del ambiente para contener residuos.

            Si se asume que la demanda es una función directa del número de personas presentes y que ella es determinante del resto de las variables, resulta que: a mayor demanda, mayor producción; a mayor producción, mayor presión sobre los recursos naturales y mayor descarga de residuos al medio (más personas leen el diario, más diarios se producen, más diarios se tiran o queman, más bosques se talan, más contaminantes se incorporan al ambiente ...)

            Considerando aquel esquema a nivel mundial, para que las barreras artificiales (fronteras) entre países no alteren el razonamiento y atendiendo a la tasa de natalidad global del Género Humano (que implica una duplicación de la población mundial cada 30 años, aproximadamente), parece justificado pensar que:

1. Por más racionales que sean las técnicas de extracción de recursos naturales;
2. por más que se avance en el campo tecnológico a los efectos de disminuir la contaminación, aumentar los rendimientos agrícolas, acelerar las tasas de renovación de los recursos, aumentar el reciclado, etc., los límites al crecimiento podrán estar dados por:

   a. El agotamiento de recursos, incapaces de satisfacer las necesidades vitales de un número exponencialmente   creciente de individuos;

   b. El exceso de contaminantes, entre los que cobran gran importancia los residuos radiactivos y los SOx, NOx y COx, por su efecto en las lluvias ácidas y, particularmente el último, principal responsable del cambio climático global.

   c. falta de espacio físico. El planeta tiene límites  definidos y estrictos.  

            De esta manera, el aumento poblacional parece destacarse como el mayor y más peligroso de los problemas ecológicos; y esto es independiente de la densidad poblacional de un país o lugar determinado. Por ejemplo, si un país o región "A" está superpoblado y otro país o región "B" se halla subpoblado, los problemas de "A" constituyen un peligro potencial para "B" pues cuando los pobladores de "A" se queden sin recursos, desearán quizás apoderarse, de buenas o malas maneras, de los recursos subutilizados de "B".

Para comprender mejor este punto es necesario reflexionar acerca de la relación entre agricultura, alimentación y crecimiento de la población humana.


IV) RELACIÓN GENERAL ENTRE AGRICULTURA, ALIMENTACIÓN  Y SUPERPOBLACIÓN

Introducción.

            Desde el punto de vista anatómico y fisiológico, el ser humano pertenece al reino animal, siendo quizás el peor dotado en cuanto a sus aptitudes físicas. Cuando nace, depende enteramente de los demás y  demora más que cualquier otro animal en poder valerse por sí mismo.

            En compensación, es el único animal capaz de transformar casi a voluntad el mundo que le rodea y, si no puede adaptarse a un ambiente determinado, adapta ese ambiente a sus necesidades. A la vez que transforma su entorno, se va transformando a sí mismo.

            El ser humano tiene la posibilidad de autoexaminarse y esto es esencial ya que de la idea que tenga de sí y de su función o misión en el mundo, dependerá en gran parte su actuación con respecto a su entorno y por tanto su futuro como especie.

Breve historia de la Humanidad.

            La aparición de la especie humana (Homo sapiens) sobre la Tierra data de unos 600.000 años atrás, aunque “huellas”  de otros homínidos existen desde hace 1 y hasta 2 millones de años.

            Tomando la primer fecha indicada, de los primeros 590.000 años poco se sabe. Los registros antropológicos indican una evolución muy lenta, durante la cual el hombre aprendió sucesivamente a usar la piedra, los metales blandos y posteriormente los metales duros. Se supone que en aquellas épocas actuaba como un animal más dentro de los ecosistemas; probablemente tendría una carga instintiva muy superior a la actual y, desde el punto de vista trófico, se comportaba como un omnívoro de amplio espectro, alimentándose de frutos, raíces, hierbas y animales de fácil captura. Se estima que, en tales circunstancias, cada individuo requería unos 10 Km² (1000 has) para poder alimentarse.

            Los hechos más importantes que jalonaron los 10.000 años restantes son:

1. La domesticación de animales.

            Hace unos 8 ó 10.000 años atrás y pese a lo rudimentario de su mente, el Hombre comprendió que domesticando animales resolvía con mayor facilidad los problemas de alimentación y vestimenta;  también aprendió a superar su deficiencia física utilizando la fuerza laboral de los animales que domesticaba.

Cuando el recolector de frutos y cazador se transformó en pastor, logró reducir a 10 o 20 ha la superficie requerida para abastecer sus necesidades.

Para ese entonces se estima que la población mundial era de unos cinco millones de individuos.
Es de destacar que desde aquellas fechas hasta hoy, pocos han sido los intentos de domesticación de nuevas especies animales. En general, se ha trabajado para “mejorar” los tipos iniciales que, excepto algunos ungulados sudamericanos como el guanaco y sus derivados y unos pocos mamíferos africanos, son mayoritariamente originarios de zonas templadas del Viejo Mundo.

2. El nacimiento de la agricultura.

            El advenimiento de la agricultura data de unos 7 a 8.000 años atrás.

Siguiendo un principio aplicable a cualquier población animal, el incremento gradual de alimentos disponibles permitió un aumento importante de la población, a la vez que una nueva reducción de la superficie necesaria para la subsistencia. Empero, el desconocimiento tecnológico hacía que la práctica más común fuera la de cultivos itinerantes (agricultores nómades a la vez que pastores).

            En algún momento entre la domesticación de animales y la agriculturización, el hombre primitivo había aprendido a valerse del fuego. Ya agricultor, usó el fuego para destruir bosques a fin de crear hábitats más abiertos. El objetivo era poder circular y cazar con más facilidad y también eliminar la vegetación natural para establecer sus cultivos.

            Al igual que con el caso de los animales domesticados y pese a haberse descubierto unas 50.000 variedades de vegetales comestibles, solo 15 variedades proveen 90% de la ingesta energética mundial. Tres de ellos  —el arroz, el trigo y el maíz— son los alimentos básicos de casi dos tercios de la población del mundo.

            Cuando la fertilidad del suelo disminuía por la interrupción en el ciclo de los materiales y no se obtenían buenos rendimientos, el agricultor se trasladaba a otro sitio, escapando así a la regulación local y generalizando su intervención a distintos ecosistemas.
            Estos tres eventos: domesticación de animales, manejo del fuego y agricultura itinerante, permitieron que la población humana alcanzara, unos dos mil años atrás, la cifra de 250 millones de habitantes.

            Pero todavía las fluctuaciones de la población humana eran importantes y obedecían a los elevados valores de la mortalidad por causa de enfermedades, guerras y, por supuesto, por hambre.

            Aunque ya en el medioevo se había logrado reducir la superficie mínima para la subsistencia a algo menos de una ha de tierra fértil, la escasez de alimentos se presentaba periódicamente. Las dificultades de transporte y el desconocimiento de técnicas adecuadas de conservación para la mayor parte de los productos, impedían acumular reservas que actuaran de reguladores. Buenas y malas cosechas no podían, en consecuencia, equilibrarse de un año para el otro.

3. La conquista de América.

            La aventura de Colón, que culmina en 1492 con el “descubrimiento” de América, dio un fuerte impulso al transporte marítimo a la vez que amplió el campo de acción a los pueblos de civilizaciones occidentales.

            Pero América no era territorio desocupado sino simplemente escasamente poblado. Con civilizaciones muy desarrolladas y con pautas culturales y religiosas que establecían una relación considerablemente armónica con la naturaleza.

            El molde cultural europeo y el afán expoliador antes que colonizador de los recién llegados destruye, por su mayor poder agresivo, las estructuras sociales de muy diversas regiones y rompe, generalmente con violencia, el equilibrio hasta entonces existente.

            Como cualquier población animal, que prolifera a ritmo acelerado cuando se introduce en un ambiente nuevo, climáticamente benigno, rico en recursos y con escasos enemigos naturales, los conquistadores se multiplican rápidamente, en términos históricos

            Al mismo tiempo, América aporta alimentos de alto valor nutritivo desconocidos hasta entonces en Europa, así como recursos no renovables de elevado valor de cambio, tal como oro, plata y otros metales que contribuyen a la riqueza del Viejo continente.

            Con este nuevo impulso el crecimiento poblacional continúa a buen ritmo y en 1650 se llega a los 500 millones de seres humanos en el mundo. Entre 1650 y 1750 la población se incrementa en 200 millones y en el siglo siguiente (1750 a 1850) pasa de 700 a 1100 millones; es decir, un incremento de 400 millones en 100 años.

            Esto motivó que, a finales del siglo XVIII, el economista y clérigo inglés Thomás Malthus, señalara que la humanidad aumentaba en progresión geométrica, en tanto que la producción de alimentos lo hacía en progresión aritmética, por lo que auguraba un futuro de hambre para toda la humanidad. Malthus decía también que la pobreza y la miseria son el castigo natural de las clases bajas por su falta de restricción a la procreación.

4. La revolución industrial.

            Alrededor de 1850 comienza en Europa la llamada Revolución Industrial que, extendiéndose rápidamente por todo el mundo, contribuye a aumentar el nivel de vida y con ello la tasa de natalidad de la especie humana. Simultáneamente hay un gran progreso en materia de higiene y medicina, con lo que se produce un descenso en la tasa de defunciones.

            Como consecuencia, de 1850 a 1950 la población mundial pasa de 1100 a 2500 millones (un incremento de 1400 millones en 100 años) y de 1950 a 1980 el incremento es de 1500 millones en tan sólo 30 años. El habitante Nº cinco mil millones nació en 1987. En la actualidad la población mundial está creciendo a razón de más de 80 millones de personas por año —o sea, mil millones de personas cada 12 ó 13 años. En los últimos 50 años se han agregado a la población mundial más habitantes que durante los 4 millones de años anteriores.    
                    
De acuerdo con las proyecciones de las Naciones Unidas, se estimaba probable que en 2025 el mundo contuviera más de 8.000 millones de habitantes, de los cuales unos 6.800 millones vivirían en países en desarrollo. Y como sabemos hoy, esta proyección ha quedado corta.

Gráficos de crecimiento de la población mundial.












Superpoblación y subdesarrollo.

            A casi 200 años de la tesis de Malthus, es obvio que sus negras previsiones se cumplen sólo en parte, ya que aunque la población aumenta más que en progresión geométrica, la aplicación de la ciencia a la agricultura ha logrado incrementar también geométricamente los rendimientos agrícolas. Por otro lado, de los 130 millones de Km² que tiene la superficie continental del planeta, se estima que un 30 % es potencialmente cultivable, aunque sólo un 10 a 12 % está siendo efectivamente cultivado.

            Pero la mayor parte de las tierras no cultivada es marginal, con suelos pobres y bien con exceso o con escasez de precipitaciones, lo que implica un alto riesgo de desertificación si no se toman las debidas precauciones.

            Mientras tanto, gran parte de la tierra actualmente cultivada se está perdiendo. Se estima que en el mundo están desapareciendo anualmente de 5 millones a 7 millones de hectáreas de tierras agrícolas que quedan eliminadas de la producción a causa de la degradación acelerada del suelo y la rápida urbanización.

            Consecuentemente, gran parte de la humanidad sigue siendo víctima de las diversas formas de hambre: hambre global, con insuficiencia calórica y hambre específica, con carencias nutricionales más o menos severas. Por ello, la FAO estima que la producción mundial de alimentos tendría que duplicarse para brindar seguridad alimentaria a los 8.000 millones de personas proyectadas para 2025 (América Latina tendría que incrementarla en un 80% para alimentar a una población proyectada de 810 millones).

            Aunque en muchas zonas abundan los alimentos, millones de habitantes de países en desarrollo están desnutridos. Todos los años unos 18 millones de personas, en su mayoría niños, mueren de inanición, desnutrición y causas conexas. Se estima que dos mil millones de personas sufren de desnutrición y deficiencias nutricionales; unos 840 millones de ellas están crónicamente desnutridas. Por supuesto, las poblaciones más afectadas por este flagelo son las que habitan en países subdesarrollados, muchos de los cuales se consideran superpoblados, sin que este concepto sea adecuadamente contextualizado.

Población humana en distintos países.

            La mayor parte de los países europeos tienen una densidad de población considerablemente alta. Por ejemplo, Bélgica tiene 336h/Km², Alemania Federal 251, Gran Bretaña 230 e Italia 188 h/Km². Entre los países pobres, Indonesia tiene 261 h/Km², India 222 y Pakistán 102 h/Km².

            Por otro lado, hay países ricos y pobres con baja densidad (EEUU, 29,3; Nicaragua, 17,5; Brasil ,15,4; Argentina, 12 h/Km²).

            Dado que no todos los países (y las diferentes regiones dentro de un mismo país) presentan la misma oferta de recursos naturales (ni la población está uniformemente distribuida), el dato de la densidad poblacional en sí mismo no indica si hay o no exceso de población. Un criterio más adecuado consiste en relacionar, además, la capacidad de producción primaria neta  y base mineral del país (es decir, el potencial de recursos naturales). Hecho esto resulta, según Eyre, que entre los países más favorecidos se encuentran Brasil, Venezuela, Zambia o Guayana, junto a Canadá y Australia.

            Siguiendo el mismo criterio, el grupo ambientalista The Ecologist consideraba, en 1970, que Gran Bretaña sólo tiene capacidad, según su propia oferta de recursos, de sustentar a 30 millones de personas y sin embargo la población actual es de 60 millones. Esto sólo es posible gracias a su capacidad económica, que posibilita la importación de alimentos y de recursos en general y es equivalente a la práctica del nomadismo (permite escapar al circuito de regulación local que mantiene a las poblaciones por debajo o en torno al límite que impone la capacidad de carga) con evidentes ventajas sobre el verdadero nomadismo, ya que no hay necesidad de trasladar ni poblaciones ni sus bienes materiales. También significa expoliar ecosistemas que no son propios.

Las posibilidades de Argentina.

            Argentina posee también un buen potencial de recursos naturales. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que  más del 75 % del país posee climas áridos y semiáridos que deben recibir un manejo especial y cuya incorrecta explotación ha dado lugar a procesos de desertificación. Según Morello y Pengue, las hectáreas con erosión eólica severa representan unos 14.400.000 a los que se suman otros 9.000.000 de erosión eólica moderada. Las causas se deben al desconocimiento de la estructura y dinámica de los ecosistemas, el inadecuado manejo de las cuencas hidrográficas, los sistemas de desmonte, uso irracional del fuego, invasión de especies vegetales de vida corta y escasa cobertura, intensificación de la agricultura, sobrecarga ganadera, condicionados generalmente por una sobreexplotación económica insostenible de los recursos.


V) UNA VISIÓN HOLÍSTICA.

            Examinando los índices de crecimiento anual de diversos países  durante las décadas 1950/60 y 1960/70 (Anuario Demográfico de la ONU), resulta:

AÑO
MUN-DIAL
EURO-PA
AM. NORTE
URSS
ASIA
OCEANIA
AFRI CA
AM. LAT
50/60
 1,80 %
 0,80 %
 1,80 %
 1,40 %
 1,90 %
 2,40 %
 2,20 %
 2,50 %
60/70
 1,90 %
 0,90 %
 1,40 %
 1,40 %
 2,00 %
 2,00 %
 2,40 %
 2,90 %

            Como se desprende de los valores dados, son los países o regiones subdesarrolladas quienes presentan los mayores índices de crecimiento, mientras que las áreas desarrolladas se mantienen estacionarias o bien han disminuido su ritmo de crecimiento.

            Si además se considera que en áreas desarrolladas la mortalidad es menor y la esperanza de vida mayor que en las subdesarrolladas, resulta que las tasas de natalidad de unas y otras difieren aún mucho más que los respectivos índices de crecimiento vegetativo.

            Obsérvese también que la tendencia a nivel mundial es de un leve aumento, lo cual significa que podría acortarse más aún el tiempo de duplicación.

            Por esta razón, los países desarrollados piden enfáticamente a los subdesarrollados que disminuyan su tasa de natalidad (y en ocasiones lo imponen directa o indirectamente).

            Así planteado el problema, dicha petición aparece como muy razonable. Es decir: puesto que el mundo no podrá soportar por mucho tiempo más tales niveles de crecimiento, hay que reducir la natalidad. Como las regiones desarrolladas en general presentan una muy baja natalidad, ya no pueden disminuirla sin correr el riesgo de provocar un envejecimiento en su población y en consecuencia quienes pueden y deben reducir su tasa de natalidad son las regiones subdesarrolladas, que presentan altos valores de crecimiento (Argentina constituye una notable excepción a esa generalización).

            Sin embargo y tal como lo plantea el ecólogo español Ramón Margalef, el problema debe ser examinado desde una perspectiva diferente:

          el impacto del hombre sobre el Ecosistema Tierra es proporcional no sólo a la densidad de su población sino también a la cantidad de energía que consume o canaliza hacia sí cada individuo.

            La Tasa de Aumento Neto de la Población ("r") y la Tasa de Aumento Neto en el Consumo Individual de Energía ("f") se calculan con las fórmulas siguientes:


                 lnNt - lnNo                                          lnFt - lnFo
        r =   --------------            y                        f = ----------------                
                       t                                                            t              



donde:
lnNt = logaritmo natural de la cantidad de habitantes (N) en un tiempo (t) determinado, y
lnNo = logaritmo natural de la cantidad de habitantes en un tiempo (0) anterior;
t = período de tiempo considerado;

            De la misma manera se aplican para Ft y Fo. (Cantidad de energía utilizada por individuo en un tiempo "o" inicial y en un tiempo "t" posterior).

            Aplicadas estas fórmulas, los valores resultantes, referidos a años, son:

         REGIONES
      "r"
       "f"
      r + f
   DESARROLLADAS
     0,015
      0,039
      0,054
 SUBDESARROLLADAS
     0,035
      0,015
      0,050

            Para quien no esté familiarizado con esta forma de expresión de los valores, un modo más sencillo de plantear la misma cuestión es la siguiente: los países del Tercer Mundo, con las 2/3 partes de la población mundial, consumen sólo el 16 % del total de energía, correspondiendo el 84 % restante a las naciones desarrolladas.

            Estados Unidos de Norteamérica posee el 6 % del total de la población del mundo y consume el 36 % de la energía mundial.

            Para el conjunto de la humanidad, Margalef estima que el metabolismo biológico representa solamente el 12 % del consumo total de energía. El 88 % restante se consume en procesos no biológicos y que tienen que ver con el "confort", el transporte, la importación de recursos, etc.
            Desde este punto de vista, la respuesta de los países subdesarrollados a la petición de las naciones desarrolladas debe ser:

     "bajen ustedes su "f", permitan que nosotros aumentemos nuestro "f" y el "r" que presentamos actualmente bajará en forma automática ..."

            Continuando con el análisis que del tema hace el citado autor español, un mayor valor de "f" significa, entre otras cosas, una mayor capacidad de transporte. Mayor capacidad de transporte significa mayores posibilidades de escapar a cualquier forma de regulación local (por agotamiento de recursos, exceso de contaminantes, etc.) y mayor capacidad para extender la influencia sobre amplias regiones.
            Planteado a la inversa: si una población no tiene capacidad de transporte ni de almacenamiento y su velocidad de crecimiento supera la velocidad de renovación de los recursos de que se abastece, llegará un momento en que éstos serán incapaces de sustentarle y la población - en su totalidad o en parte - deberá emigrar (típico caso de las culturas nómades).

            Las regiones con alto valor de "f" están en condiciones de reemplazar el nomadismo por la importación de materias primas (recursos en general) sin movilizar sus poblaciones.

            Así, los países desarrollados ejercen una acción de control sobre los subdesarrollados y se justifican comentarios como el que tuvo cierto funcionario norteamericano al referirse a América Latina como el "patio trasero" de U.S.A.


Una manera más moderna de expresar lo mismo se sintetiza en el tema siguiente (Huella Ecológica)



VI) La Huella Ecológica.

Definición

La huella ecológica es un indicador agregado definido como «el área de territorio ecológicamente productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) necesaria para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una población dada con un modo de vida específico de forma indefinida». En otras palabras, es un indicador ambiental de la presión o el impacto que genera, por sus niveles de producción y consumo, una determinada comunidad sobre su entorno.

Este indicador se expresa como la superficie productiva necesaria para producir los recursos consumidos por un ciudadano medio de una comunidad determinada, para mantener su consumo energético y la superficie necesaria para absorber los residuos que genera.

Básicamente el análisis de Huella ecológica compara la demanda humana sobre la naturaleza contra la capacidad de la biosfera para regenerar los recursos y se basa en la observación de los siguientes aspectos:
  • La cantidad de hectáreas utilizadas para urbanizar, generar infraestructuras y centros de trabajo.
  • Hectáreas necesarias para proporcionar el alimento vegetal necesario.
  • Superficie necesaria para pastos que alimenten al ganado.
  • Superficie marina necesaria para producir el pescado.
·         Hectáreas de bosque necesarias para asumir el CO2 que provoca nuestro consumo energético. En este sentido no sólo incidiría el grado de eficiencia energética alcanzado sino también las fuentes empleadas para su obtención: a mayor uso de energías renovables, menor huella ecológica.

Los valores para obtener la huella ecológica se clasifican en carbono, alimentación, vivienda y bienes y servicios.

Con los datos de 2005, el consumo medio por habitante y año es de 2,7 hectáreas, por lo que, a nivel global, estamos consumiendo más recursos y generando más residuos de los que el planeta puede generar y admitir.

Ahora bien, este número no significa que se distribuya en todo el mundo equitativamente, ya que en Asia y África, la HE es menor a 1,4 ha/persona, en Europa occidental este indicador llega a 5 ha/persona, y la HE de Estados Unidos es de 9,6 ha/persona

Como ejemplos de América Latina, Argentina tiene una HE de 3,0 ha/persona ,  Brasil con 2,4,  Chile con 3,1 y  México con 2,5.


Región
Pobl. 2003
Huella Ecol.
Pobl. 2005
Huella Ecol
MUNDO
6301,5
2,23
6476
2,70
Países de  ingresos altos
 955,6
6,40
 972
6,40
Países de ingresos medios
3011,7
1,90
3098
2,20
Países de  ingresos bajos
2303,1
0,80
2371
1,00

Los datos del cuadro anterior permiten distinguir dos elementos fundamentales: i) en el mundo industrial actual los impactos se producen a nivel planetario y ii)la huella ecológica poco tiene que ver con el espacio físico ocupado por un grupo humano. De esta manera la huella ecológica de la mayoría de los países desarrollados supera ampliamente su propia superficie, ya que extraen recursos y vierten residuos en lugares muy alejados de su territorio


HUELLA ECOLÓGICA POR CONTINENTES

AMÉRICA DEL NORTE
9,5
EUROPA OCCIDENTAL
6
EUROPA CENTRAL Y ORIENTAL
4,9
ORIENTE MEDIO/ASIA CENTRAL
3,1
AMÉRICA LATINA Y CARIBE
3
ASIA Y PACÍFICO
2,3
ÁFRICA
1,5

HUELLA ECOLOGICA Y BIOCAPACIDAD

La biocapacidad es el área bio-productiva de tierra y mar disponible en el planeta que produce los servicios ecológicos que la humanidad requiere para abastecer de recursos y absorber los desperdicios.

Tanto la Huella Ecológica como la Biocapacidad se miden en unidades estándar llamadas hectáreas globales (ha gl) Una hectárea global representa una hectárea de tierra con una productividad promedio mundial.

Si representamos las demandas humanas con la Huella Ecológica, entonces éstas demandas pueden compararse con la capacidad biológica (representando los suministros ecológicos) de una región o del mundo. Cuando las demandas humanas exceden los suministros ecológicos, disminuye el capital natural (del cual dependen las generaciones actuales y futuras). A esta situación se le llama “sobrecarga” o déficit ecológico mundial.

Los cálculos actuales evalúan el consumo por nación de 60 categorías de recursos (incluyendo los productos primarios, como leche o madera y los productos manufacturados derivados de estos). Los resultados se obtienen sumando las importaciones y restando las exportaciones a la producción nacional.


Actualmente la biosfera necesita aproximadamente 16 meses para renovar lo que la humanidad consume en un año, lo que trae como consecuencia que el capital natural de la Tierra se esté agotando.

En muchos países, la demanda de capacidad ecológica excede el área biológicamente productiva que tienen disponible. Estas naciones están incurriendo en un déficit ecológico nacional, es decir, que en estos casos, el área del país por sí sola no puede proveer los suficientes servicios ecológicos para satisfacer los actuales estándares de consumo de su población.

El Capital Natural se refiere a todos los componentes de la biosfera que proporcionan importantes servicios ecológicos, tales como la producción de recursos (renovables y no renovables), la absorción de desechos y la estabilidad climática.

La “Sobrecarga” o Déficit Ecológico, ocurre cuando el consumo de recursos y la producción de desechos por parte de la humanidad, excede la capacidad de la Tierra para generar nuevos recursos y absorber los desechos generados. Debido a esta sobrecarga, el capital natural ya no es suficiente para continuar con los estándares de uso actual. Como consecuencia, la capacidad de la Tierra para mantener la vida futura disminuye.


Biocapacidad
Huella ecol.
Crédito o Débito Ecol.
Gabon
24,97
1,30
+ 23,7
Canadá
20,05
7,07
+ 13,3
Bolivia
15,71
2,12
+ 13,6
Australia
15,42
7,81
+   7,6
Nueva Zelanda
14,06
7,70
+   6,4
Finlandia
11,78

+    6,5
Uruguay
10,51
5,48
+    5,0
Suecia
9,97
5,10
+    4,9
Paraguay
9,71
3,22
+    6,5
Bostwana
8,45
3,6
+   4,8
Argentina
8,13
2,46
+   5,7
Federación Rusa
8,11
3,75
+   4,4
Brasil
7,26
2,36
+   4,9
India
0,41
0,89
-    0.5
Noruega
6,12
6,72
-    0,8
Dinamarca
5,70
8,05
-   2,35
EEUU
5,02
9,42
-    4.4
Chile
4,14
3,00
+   1,1
Peru
4,02
1,57
+   2,5
Emiratos Arabes
1,08
9,46
-    8.4
China
0,86
2,11
-    1.2
Reino Unido
1,65
5,33
-    3.7
Italia
1,23
4,76
-    3.5
España
1,34
5,74
-    4.4
Alemania
1.94
4,23
-    2.3
Kuwait
0.53
6,89
-    8.4
Cuba
1.06
1,76
-    0.7
México
1,67
3,38
-    1,71
Japón
0,60
4,89
-     4.5
Suiza
1,27
5,00
-     3.7


VII) LOS RECURSOS NATURALES COMO PROVEEDORES DE BIENES Y SERVICIOS AMBIENTALES

En construcción

VIII) PANORAMA ACTUAL: LA GLOBALIZACIÓN DEL NEOLIBERALISMO.
            El Neoliberalismo es una política económica orientada al funcionamiento flexible del mercado con la mínima intervención del estado, eliminando todos los obstáculos que se levantan a la libre competencia y haciendo posible el libre cambio en todas sus versiones. Se apoya en la concepción del mundo como un gran mercado donde todos compiten en condiciones de igualdad entre cada país según sus posibilidades. Ello supone no solamente la exposición de la economía a la competencia internacional, sino también la supresión de todo tipo de protecciones, estímulos y ayudas a los productores. Es éste uno de los problemas notorios que llevan a la "insustentabilidad" del modelo Neoliberal en la economía global, más cuando en este momento histórico es necesario el incremento del control y vigilancia gubernamental como limitante de la degradación medioambiental.

            El neoliberalismo es sobre todo un instrumento ideológico al servicio del capital financiero transnacional que trata de orientar el proceso de la globalización para su beneficio, siendo su propósito justificar el dominio económico y político de las potencias mundiales y posibilitando la apropiación de las fuentes de riqueza existentes de los países subdesarrollados. La globalización genera la concentración de riquezas en aquellos que son dueños del capital quien ahora además no tiene patria, por lo tanto no beneficia a naciones sino a determinados grupos oligarcas con trascendencia planetaria. Prueba de ello es que el capital transnacional ha sido capaz de generar acuerdos multilaterales en el marco de la OMC (Organización Mundial de Comercio), uno de ellos es el AMI (Acuerdo multilateral de inversiones) que consiste en permitir a las transnacionales no sólo entrar y salir de los países con sus capitales, sino que crea un Tribunal Internacional con facultades para sancionar a los gobiernos que según las transnacionales no cumplan con el tratado.

            El neoliberalismo no niega al Estado, sino que lo minimiza, dándole un nuevo papel, subsidiario al mercado: debe asegurar que éste funcione, en particular manteniendo los derechos de propiedad y el orden público. En el área social, estas propuestas apuntan a la transferencia de diversas tareas al ámbito privado. En ese caso las medidas extremas son, por ejemplo, la privatización de los servicios de salud o de educación. En muchas circunstancias se desatienden las medidas de fondo, por ejemplo las que aseguren pleno empleo, y se recurre a un asistencialismo descentralizado.

            En el caso de la gestión ambiental, lo que se busca es la privatización de los recursos naturales, en particular otorgando derechos de propiedad y patentes sobre variedades de plantas y animales, y transfiriendo la gestión ambiental a organismos por fuera del Estado y del control social.

            Las políticas ambientales pasan a basarse en asignación de derechos de propiedad a los recursos naturales, desembocando en la privatización de bienes comunes. En lo referente a la explotación de recursos naturales, la actual concepción económica impuesta por la globalización ha significado un serio deterioro en el medio ambiente planetario, esto debido a que existen economías cuya base de su crecimiento ha sido la explotación irracional de recursos naturales. Cuando estas economías intentan desarrollar en algún nivel la manufactura de sus propios recursos, las economías más desarrolladas imponen aranceles proteccionistas que no permiten el acceso de dicha manufactura a su territorio.
           
Por otra parte algunos países han obviado normativas medio ambientales para el funcionamiento industrias que producen un serio deterioro medio ambiental esto argumentando la necesidad de inversiones en sus territorios.

            Tanto la explotación irracional de recursos naturales como la ausencia de normas medio ambientales significan pan hoy y mucho hambre mañana ya que la capacidad de resiliencia de los ecosistemas se encuentran colapsadas, generando problemáticas cuyo costo de restitución es infinitamente mayor a las escuálidas ganancias que deja en los países los capitales transnacionales.

            Sin embargo, al interior de las grandes potencias se mantiene un grado importante de propiedad estatal y mecanismos proteccionistas frente a la economía interna y las importaciones mientras que en los países en vías de desarrollo se promueve la desrregulación, con el objeto de garantizar el libre flujo de los capitales del Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, etc.

            Los países tercermundistas poseen el mayor porcentaje de bosques tropicales y reservas de biodiversidad a nivel mundial y el Neoliberalismo propende a un proceso de globalización económica que perjudica de manera importante dichas zonas geográficas, las que, luego de poco más de dos décadas de aplicación del modelo Neoliberal, viven consecuencias desastrosas; ahondadas por el sistema de libre competencia bajo condiciones tecnológicas y de desarrollo del conocimiento desiguales. El Medioambiente natural y antrópico ha sido uno de los campos más golpeados por dicho sistema de competencia, reflejándose esto en aumentos considerables de la pobreza, concentración de la riqueza en unas cuantas manos, desmantelamiento de Estados - Nación, estancamiento de la economía, dependencia respecto del capital transnacional, privatizaciones, abandono del Estado a las políticas sociales, incremento de la deuda externa, bajos salarios y sobre - explotación de los recursos naturales renovables y no renovables.

            En síntesis, podría afirmarse que la mayor parte de los desequilibrios ecológicos devienen de desequilibrios económicos entre países y entre regiones de un mismo país. Para Pablo González Casanova " la globalización es un proceso de dominación y apropiación del mundo". Dominación tanto de estados como de mercados, de sociedades como de pueblos, que se ejerce "en términos político-militares, financiero-tecnológicos y socio-culturales". El proceso de apropiación de recursos naturales, de riquezas y del excedente producido se realiza de "una manera especial, en que el desarrollo tecnológico y científico más avanzado se combina con formas muy antiguas, incluso de origen animal, de depredación, reparto y parasitismo, que hoy aparecen como fenómenos de privatización, desnacionalización, desregulación, con transferencias, subsidios, exenciones, concesiones, y su revés, hecho de privaciones, marginaciones, exclusiones, depauperaciones que facilitan procesos macro sociales de explotación de trabajadores y artesanos, hombres y mujeres, niños y niñas".



            La crisis contemporánea constituye el caldero donde se combinan y recrean creencias, actitudes y estilos que podrá ser, por primera vez en la historia de la humanidad, global y planetaria. Construcción común de todas las naciones y pueblos. En cualquier caso, las tendencias futuras de la globalización dependerán de los modos de recombinar lo nuevo y lo viejo, lo propio y lo ajeno, lo económico, lo político, lo ético, lo igual y lo diferente. El mundo globalizado dependerá entonces de los modos concretos y específicos en que los individuos y los grupos interactuen, es decir de los modos en que toleren y promuevan la presencia y acción del otro en la configuración de sus propias identidades.( Quinelli, G.)


BIBLIOGRAFIA   (agregar lo que falta)

- Brown, L., 1984. The State of the world. A Worldwatch Institute Report. ISBN 0-393-01835-0
- Centro Editor de América Latina, 1969. Superpoblación y producción. Antología
-Eyre, S.R. 1978. The real Wealth of nations.
- Garizábal Carmona, C, 2003. w.monografias.com/trabajos16/globalizacion-neoliberal/globalizacion-neoliberal.shtml
- Lopez de Sebastian, 1976: Interrelaciones entre Ecología y Economía. Curso Seminario Inaugural. CIFCA. Madrid.
- Margalef, R. 1974: Ecología. Ed. Omega, Barcelona.
- Marinho, L.C., 1976: Problemática del Subdesarrollo. Curso Gestión Ambiental y Desarrollo. CIFCA, Madrid.
- Morello, J., 1976: Los Grandes Impactos Ambientales en América Latina. Curso Impacto Ambiental. CIFCA, Madrid.
- Morello, J y W. Pengue, 2001. Desertificación y procesos de erosión en la Argentina. Grupo de Ecología del Paisaje y Medio Ambiente (GEPAMA) -Universidad de Buenos Aires
- Population Information Program, 1997. Volumen XXV, Número 4. The Johns Hopkins School of Public Health, 111 Market Place, Suite 310, Baltimore, Maryland 21202-4012,USA.
- Quinelli, G. 2001. ww.gestiopolis.com/recursos/ documentos/fulldocs/eco/globalizacion.htm
- Vidal, J.J.: Dunas y Médanos. Pág. 88 - 107.