Quema de pastizales de altura en Catamarca
QUEMA DE PASTIZALES DE ALTURA EN CATAMARCA
Biòl.
María Cristina Morláns
Lectura complementaria del tema
USO DEL FUEGO
INTRODUCCIÓN.
El uso del fuego se remonta a unos 1.500.000 años y, desde que el ser humano aprendió a
dominarlo ya nunca dejó de utilizarlo, intentando modificar los procesos
naturales para satisfacer sus necesidades y mejorar su calidad de vida. Puede ser considerado como
un gran aliado, pero también puede convertirse en una herramienta peligrosa si
no se toman las precauciones necesarias para evitar perjuicios innecesarios, y
muchas veces irreversibles.
El fuego es un factor
importante que ha afectado la extensión, composición y el carácter de la
biocenosis en la mayoría de los ambientes terrestres del mundo.
La costumbre de quemar la vegetación, como un sistema de comunicación
o bien para favorecer la caza de animales silvestres, de limpiar la tierra para
sembrar, de eliminar ciertas plagas o procurar alimento tierno para el
ganado, ha sido una práctica usada por
casi todos los pueblos del mundo (Barrett y Arno, 1982; Morello y Saravia
Toledo, 1959; Primavesi, 1984; Gómez Rueda, 1952), desde épocas remotas hasta
la actualidad. Dicho en pocas palabras, el fuego fue el principio indispensable
de la tecnología humana (Asimov, 1994).
Para la provincia de Catamarca, ya
en 1887 el Dr. Federico Schickendantz se refería a la práctica de provocar
incendios, expresando que “tiempo es que con vigor se persiga costumbre tan
bárbara”. (Lafone Quevedo y Schickendantz, 1881)
Han transcurrido más de 120
años y aunque en el año 1964 se promulgó
el Decreto Provincial No. 2225/64, que prohíbe la quema intencional de
pastizales, la barbarie antes referida sigue practicándose de manera
recurrente.
DESARROLLO.
Existe una gran diversidad
de comunidades vegetales que se han desarrollado y evolucionado como respuesta
al fuego producido por descargas eléctricas o por algún otro fenómeno físico
natural. Estos hábitats pueden ser mantenidos con el uso dirigido del fuego,
estando esta práctica de reciclaje en perfecto equilibrio y armonía con los
demás elementos del ambiente.
En la naturaleza, el fuego
es una fuerza regenerativa y rejuvenecedora sin cuya presencia las sucesiones vegetales y animales se retardarían,
cubriéndose parte de la tierra con comunidades decadentes, senescentes y más
vulnerables.
Así como el fuego puede renovar la
vegetación de un lugar, también puede destruirla. Ello depende de la intensidad
del incendio, de su frecuencia, de la época en que se realiza, de las
condiciones meteorológicas en el momento del incendio (temperatura y humedad
del aire y del suelo, velocidad del viento, etc.) como así también del material
combustible (tipo y estado de la vegetación) y de la topografía del lugar.
Para
qué se quema.
Los incendios provocados intencionadamente persiguen alguno de los
siguientes objetivos:
Ø
Limpieza de banquinas
Ø
Eliminación de residuos
agrícolas post-cosecha.
Ø
Eliminación de residuos
provenientes de desmontes, luego de haber
extraído todo lo que pudiera ser de utilidad.
Ø
Eliminación de basuras en general.
Ø
Control de algunas plagas,
particularmente garrapatas.
Ø
Habilitación de nuevas
tierras para pastoreo o repoblación forestal.
Ø
Rejuvenecimiento de
pastizales secos.
En Catamarca, los incendios más
devastadores obedecen al "rejuvenecimiento" de pastizales y, en
segundo lugar a la limpieza de banquinas, pues son los menos controlados.
Los incendios de pastizales en
Catamarca ocurren todos los años, comenzando generalmente en el mes de julio o
agosto y extendiéndose hasta septiembre u octubre, representando ésta la peor
época del año para tal práctica debido a los fuertes vientos y a la sequedad
del ambiente y el suelo.
Los incendios se inician
principalmente en los pastizales de las cumbres de las cadenas montañosas de
Ancasti y Ambato y en ocasiones afectan también las laderas boscosas de ambas
serranías, siendo menos frecuentes y generalizados en áreas llanas.
El sofocamiento de tales incendios
es difícil debido a la escasez de caminos y de suficientes lugares de
abastecimiento de agua. Cuando un incendio comienza, normalmente avanza en
función de la velocidad del viento y pendiente y si no alcanzó suficiente envergadura, termina por apagarse cuando llega a algún
curso de agua, camino o zona rocosa carente de material inflamable.
Causa principal de los incendios.
El uso más generalizado del
fuego se lleva a cabo en los pastizales naturales. En
los meses antes señalados los pastizales se encuentran secos (representando un
material de alta inflamabilidad) por lo que no aportan conveniente alimento
para el ganado, razón por la cual los ganaderos proceden a quemar los campos a
fin de provocar el rebrote (o rejuvenecimiento)
de los pastos antes de que las condiciones climáticas (temperatura y
humedad) sean favorables a dicho rebrote.
Con esta práctica se
obtienen una serie de ventajas al estimular la brotación temprana de los
vegetales por efecto del calor. El estímulo de la brotación produce una mayor
cantidad y calidad de forraje, en una época donde la oferta de alimento para el
ganado es baja. Se incrementa la disponibilidad de forraje de mejor calidad al
destruirse la materia seca no utilizable y otros materiales indeseables (entre ellos, ectoparásitos),
quedando a disposición del ganado los brotes tiernos más ricos en proteínas y
otros nutrientes, que el follaje viejo posee en baja proporción o está ausente. Pero debe tenerse en cuenta que este rebrote se logra a expensas de las reservas que la planta había acumulado al final de su período de crecimiento a fin de soportar el invierno.
Relación del tamaño de la
planta con la reserva de carbohidratos
De izquierda a derecha, el
esquema muestra la reserva de una planta antes (1) y después (2) de ser
quemada. A medida que la planta rebrota y crece la reserva de carbohidratos
disminuye (2,3) hasta que los nuevos brotes compensan por fotosíntesis los gastos
de crecimiento y mantenimiento (4,5). Si en este momento los pastos no son
disturbados, se produce un excedente de fotosíntesis que permite recuperar las
reservas.
Sin embargo los efectos indeseables son muchos y frecuentemente severos en áreas montanas, donde por lo general el fuego no se extiende de manera homogénea por toda la superficie sino que hay áreas que se queman y otras que no se queman.
En nuestra provincia, la situación
más corriente es que apenas aparecen, los nuevos brotes verdes son pastoreados
con lo cual la planta queda sin reservas y con su aparato fotosintético
sensiblemente reducido. Al haber usado gran parte de sus reservas las
probabilidades de producir un nuevo rebrote son menores, en consecuencia sus
posibilidades de no cumplir su ciclo son muy grandes pues aún deben transcurrir
unos dos a tres meses hasta que se inicie la temporada de lluvias, con el
agravante de que en este período puede haber ocurrencia de heladas.
Rebrote que están pastando las ovejas de la fotografía anterior a menos de 20 días de ocurrido el incendio |
Por otra parte, al haber
disponibilidad de pastos verdes (el que rebrotó tras el paso del fuego)
coexistiendo con zonas de pastos secos (el que no resultó afectado por el
fuego) determina que los animales se concentren a pastorear en las áreas con
los rebrotes tiernos. Esta situación produce una sobrecarga de ganado sobre el
área pastoreada, produciendo un efecto de pisoteo sobre el suelo (ver: Impacto de la explotación ganadera).
Así el suelo resulta compactado,
dificultándose la germinación de las semillas y por ende la instalación de
nuevas plantas.
A medida que la cubierta
vegetal va desapareciendo disminuye la infiltración del agua en el suelo y aumenta el escurrimiento superficial cuando ocurren las
primeras lluvias (ver: manejo de cuencas), más aún si se tiene en cuenta las características
torrenciales de las precipitaciones en las zonas áridas y semiáridas. El
aumento de la velocidad de escurrimiento conlleva aumento de poder erosivo del agua y paulatinamente se
aceleran los procesos de degradación.
Estos procesos suelen ocurrir sobre una capa a veces muy somera de suelo en formación bajo el que subyace una superficie rocosa con diverso grado de permeabilidad.
Perdida la protección de la cubierta vegetal y el efecto de ésta a favor de entorpecer el escurrimiento superficial (favoreciendo la infiltración) lo previsible es que se desencadenen procesos de erosión acelerada que tanto pueden culminar en la formación y/o profundización de cárcavas y cauces como desbarrancamientos masivo de sustrato. El transporte de sólidos (inclusive grandes piedras en caso de lluvias muy intensas) llega a afectar severamente áreas que pueden estar muy distantes del lugar de ocurrencia de las precipitaciones.
Por otra parte, cuando el fuego es recurrente (con periodicidad anual en el caso de Catamarca), es común que se generen cambios en la composición del pastizal. Las sucesivas pérdidas de estratos vegetales por los fuegos no sólo afectan a la disminución de la cobertura vegetal sino también al desmejoramiento paulatino de las comunidades vegetales, resultando favorecidas las plantas de hojas duras y poco palatables y desfavorecidas las más tiernas y de buen contenido proteico. En consecuencia, los campos de pastoreo se tornan cada vez más improductivos, disminuyendo tanto la calidad del forraje como su digestibilidad.
Perdida la protección de la cubierta vegetal y el efecto de ésta a favor de entorpecer el escurrimiento superficial (favoreciendo la infiltración) lo previsible es que se desencadenen procesos de erosión acelerada que tanto pueden culminar en la formación y/o profundización de cárcavas y cauces como desbarrancamientos masivo de sustrato. El transporte de sólidos (inclusive grandes piedras en caso de lluvias muy intensas) llega a afectar severamente áreas que pueden estar muy distantes del lugar de ocurrencia de las precipitaciones.
Las áreas claras corresponden a descarrancamientos masivos |
Por otra parte, cuando el fuego es recurrente (con periodicidad anual en el caso de Catamarca), es común que se generen cambios en la composición del pastizal. Las sucesivas pérdidas de estratos vegetales por los fuegos no sólo afectan a la disminución de la cobertura vegetal sino también al desmejoramiento paulatino de las comunidades vegetales, resultando favorecidas las plantas de hojas duras y poco palatables y desfavorecidas las más tiernas y de buen contenido proteico. En consecuencia, los campos de pastoreo se tornan cada vez más improductivos, disminuyendo tanto la calidad del forraje como su digestibilidad.
CONCLUSIÓN.
Como expresa Primavesi (Op.Cit.) el
uso del fuego para provocar el “rejuvenecimiento” de pastizales es un método
barato a corto plazo pero muy caro a largo plazo.
Sin embargo, así como
existen numerosas referencias acerca de los efectos negativos del fuego,
existen otros tantos que sindican al fuego como factor de estabilidad y aún
mejoramiento de algunos ecosistemas. Se debe diferenciar entre fuegos accidentales y fuegos prescriptos. Fuegos
accidentales son aquellos causados por factores humanos y/o naturales que no
poseen supervisión ni planificación, y el hombre no tiene control sobre sus
posibles efectos y/o consecuencias en el ecosistema y la comunidad en general.
El fuego prescripto se distingue del anterior por tener objetivos claros y
requerir condiciones ambientales apropiadas para su implementación (humedad
relativa, velocidad del viento, temperatura del aire, etc).
Se define al fuego
prescripto como "el uso científico del fuego bajo condiciones definidas y
controladas con el fin de cumplir con objetivos de manejo específicos"
(Reeves, 1977, citado por Sipowicz, 1994, pag. 5).
Esto significa que el fuego no es, en sí mismo, ni bueno ni malo. Todo
depende de cómo y cuando se lo aplique (Ver Uso del Fuego, en este blog). Y si al fuego se le suman otros factores de impacto como la agricultura mal realizada, la deforestación o el pastoreo incontrolado (para citar las más importantes en estos paisajes) tragedias que afectan la propiedad y las vidas de los seres humanos no deben atribuirse a "causas naturales" ya que tienen como principal protagonista al mismo ser humano, ya sea por estupidez intrínseca, ignorancia propia y de sus dirigentes, holganazería y/o avaricia.
BIBLIOGRAFÍA
- Asimov, Isaac. 1994.
"Fronteras y otros ensayos",
Ediciones B en español.
- Barrett, S.W. y Arno,
S.F. 1982. “Indian fires and ecological influence in
the northern Rockies”. Journal of Forestry, 547 - 651.
- Gomez Rueda, M. 1952. “Quema de pastos”. 6th.
International Grasslands Congress Proceedings. 2
(2): 1489-1494.
- Lafone Quevedo, S y
F. Schickendantz. 1881: “Memoria Descriptiva de la Provincia de
Catamarca”. Estudio Introductorio
de Raúl A. Bazan, 1999. UNCa.
- Morello, J. y C.
Saravia Toledo. 1959. “El Bosque Chaqueño”. Revista Agronómica del
NOA. 3:209-258.
- Primavesi, Ana. !984:
“Manejo Ecológico del Suelo”. Ed. Ateneo. Bs. As.
- Sipowicz, N. Andrés. (1994): “Ecología y manejo
del fuego en el ecosistema del cardenal”. Boletín de divulgación técnica
Nº 51. Proyecto Cardenal. Estación Experimental Agropecuaria Anguil.
Centro Regional La Pampa. San Luis. Instituto de Tecnología Agropecuaria.
Ed. Oeste Argentino. 16 pp. Mendoza.
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