Tema 1: Introducción
Introducción a
Para alumnos de:
Ecología Agraria - Carrera: Ingeniería Agronómica
Ecología del Paisaje - Carrera de Ingeniería de Paisajes
SE PRESENTA EN CLASE MEDIANTE POWER POINT
Elaboración del material presentado: Biól. M. C. Morláns.
OBJETO DE ESTUDIO:
ORGANIZACION DE LA MATERIA Y ENERGIA
CAMPO DE ACCION
ESTRUCTURA DEL ECOSISTEMA
FUNCIONAMIENTO DEL ECOSISTEMA
CICLO DE LA MATERIA
FLUJO DE ENERGIA: REPRESENTACIÓN ESQUEMÁTICA
TIPOS DE ECOSISTEMAS Y PAISAJES
ONTOGENIA DEL ECOSISTEMA
"LABORATORIO" DE ECOLOGÍA
TODA ACTIVIDAD HUMANA PROVOCA UN IMPACTO:
Introducción a la Ecología
del Paisaje
Para alumnos de:
Carrera de Ingeniería de Paisajes
Asignatura Ecología del Paisaje
Biól. (Mgter) María Cristina
Morláns - Ing.
de Paisajes Claudia Marcela Romero
·
EL
CONCEPTO DE PAISAJE.
- PRINCIPALES
COMPONENTES DEL PAISAJE VISUAL.
EL CONCEPTO DE PAISAJE
Introducción.
Paisaje es un término ambiguo, utilizado en distintos campos del arte y las ciencias: pintores, poetas, arquitectos, geógrafos, geólogos, ecólogos, planificadores, etc. El paisaje, aunque idéntico en el fondo, es diferente en la forma de interpretarlo (Escribano et al, 1991). Aun refiriéndose al mismo hecho y con una única palabra, distintos enfoques aprecian escalas diferentes de la realidad espacial desde aspectos poco convergentes. La consideración multidisciplinar del paisaje ha evolucionado por caminos diferentes y con frecuencia ha sido un diálogo entre sordos (Zoido, 2004)
Etimológicamente, el término paisaje procede del latín “pagus” (territorio, campo, distrito, pueblo…). El latín “pagensis” dio en francés “pays”, que derivó luego en “paysage” (relativo al campo, al territorio usado)
Según los diccionarios comunes de
Analizando las partes constitutivas de la definición, resulta que:
“Artístico” significa, siempre según
Haciendo
transposición de significados, quedaría que Paisaje es “la extensión de terreno
que se considera desde su habilidad para hacer bien algo”, (por ejemplo,
producción de bienes y servicios para el ser humano).
Si en lugar del término “artístico”
se utilizara el término “estético” (de hermoso aspecto), se tendría que paisaje es “una extensión de terreno de
bello aspecto que se ve desde un sitio”. De acuerdo a ello, el paisaje no sería
más que una percepción simple o estéticamente valorada de una parte del
territorio (una realidad subjetiva, o, si se quiere, un sentimiento estético) y
no una realidad física, natural y tangible. También supone que sin sujeto
observador no hay paisaje y sin normas o criterios estéticos, tampoco. Es
decir, supone que sólo hay paisaje cuando la extensión de terreno es
especialmente bella o hermosa por ajustarse a criterios estéticos socialmente
implantados, compartidos y asumidos por el observador (y que tales criterios
estéticos son de validez universal).
La
filosofía según la cual la existencia de la realidad material depende de las
percepciones sensibles (y por lo tanto lo que no se percibe no existe) data de
principios del siglo 18; más concretamente, de 1710, fecha en que G. Berkeley
publicó su “Treatise on the Principles of Human Knowledge o, traducido, Tratado
sobre los principios del conocimiento humano”). En él postulaba que si la
materia no es más que una idea fundada en la percepción, no existe como tal por
lo que la naturaleza no sería más que un conjunto de ideas. Su teoría fue muy
controvertida porque, de hecho, implicaba la inexistencia de Dios (de quien
sólo puede tenerse una idea abstracta). Siendo hombre religioso, Berkeley se
vio forzado a admitir la existencia real de la naturaleza (independientemente
de su existencia como idea en la mente del hombre) e identificó con ella a Dios,
logrando con esto ser considerado un blasfemo y un ateo.
El significado científico del
paisajeLa ambigüedad de la palabra paisaje no debe llevar a equívocos y parece adecuado diferenciar su significado artístico o vulgar del significado científico, aun cuando todos resulten necesarios para tener una idea más exhaustiva y clara del concepto denominado paisaje.
Desde el punto de vista científico existen numerosas
definiciones de paisaje, las que han evolucionado independientemente en un buen
número de países, con enfoques diversos y no siempre bajo las mismas
directrices, creando con ello una considerable confusión.
La ciencia del paisaje ha tenido su
antecedente en los trabajos de Charles Darwin y Alejandro von Humboldt en el
siglo XIX. Las geografias rusa y alemana forjaron los elementos básicos de la
vertiente física del paisaje. Geógrafos europeos y norteamericanos en la
primera mitad del siglo XX continuaron fundando los cimientos de la ciencia del
paisaje como disciplina natural; al mismo tiempo se fueron forjando las bases
para una visión sociocultural y psicológica del paisaje.
El término Ciencia del Paisaje
apareció por primera vez en 1884 para desiertos absolutos o lugares de
influencia glacial, de los cuales interesaban exclusivamente los procesos
físicos. Es decir, enfocando al paisaje geomorfológico.
En sentido geomorfológico se denomina paisaje al
aspecto general de una región, determinado por el conjunto de geoformas (relieve tallado o
construido sobre un sustrato, resultado tanto de la erosión como de la
acumulación de sedimentos sobre los relieves emergidos de las áreas
continentales). La geoforma comprende todos los elementos vinculados con la
morfología de la superficie terrestre (clima, relieve, litología,
geomorfología, suelos y cubierta vegetal con su fauna asociada).
Por otro lado, las ciencias
directamente relacionadas con el hombre, como la historia, la arqueología, la
etnografía o la sociología, se interesan por el paisaje, no en su acepción
natural, sino en aquellos paisajes marcados por las huellas de la actividad
humana. Se asume que el paisaje, entendido como entorno natural, fue
pre-existente al ser humano y cuando éste aparece en el planeta, encuentra en
él una fuente de recursos, pero también un lugar inclemente al que debe
modificar, adecuándolo a sus necesidades. De esta manera, el paisaje incluye también la presencia de obras
antrópicas cuando ellas existen.
Uniendo ambas concepciones, el relieve (fisiografía) constituye la base sobre la
que interactúan otros componentes del paisaje. La cubierta vegetal, la
presencia del agua o nieve, la frecuencia e intensidad de los vientos y las
precipitaciones y la actividad humana, diferencian un determinado paisaje
frente a otros de relieves similares, a la vez que contribuyen a su
transformación. Esto es, el paisaje
sería el aspecto general de una región, resultante de la modelación efectuada
por distintos factores (abióticos, bióticos y antrópicos, si los hubiere) cuya
particular historia evolutiva y adaptativa
le confiere ciertas peculiaridades.
El paisaje desde la geografía y la ecología.
En 1919 H. Hassinger estableció que la geografía del
paisaje como región natural, contaba con un objeto propio. Según él (y aunque
la autoecología surge en 1866 y la sinecología en 1877) ninguna otra ciencia
distingue las múltiples relaciones que se establecen entre las manifestaciones
de la naturaleza viva y la no viva, y con las personas de diferentes estratos
sociales que actúan por motivos económicos. Pese al anhelo de Hassinger, el estudio
del paisaje como un todo es sumamente reciente.
El término “ecología del paisaje”
fue propuesto por Carl Troll en 1938, quien lo justificó de la siguiente
manera: “Los dos conceptos, ecología y
paisaje, están relacionados con el entorno del hombre, con la particularmente
variada superficie terrestre que éste tiene que usar de manera adecuada para su
economía agrícola y forestal con el fin de aprovechar las materias primas, al
igual que la explotación minera o la fuerza hidráulica que producen energía para
impulsar sus industrias; un entorno natural que el hombre, con sus actividades,
transforma siempre de un paisaje natural a un paisaje económica y culturalmente
aprovechado”.
Lo más positivo del encuentro entre
ecología y paisaje es que se rompe con la idea de que la intervención humana en
el paisaje natural supone siempre
una brusca alteración de su lógica natural, que indefectiblemente altera su
equilibrio secular (lo que llevaría a afirmar que el paisaje natural es un
recurso no renovable a escala temporal humana, dejándonos sin esperanza
alguna).
Más
recientemente, Zonneveld (1984), define
el paisaje como: "Una parte de la superficie terrestre reconocible, que
resulta y es mantenida por la mutua actividad de seres vivos y no vivos,
incluyendo entre los primeros al hombre" o “Una parte del espacio sobre la superficie terrestre, la cual consiste en
un complejo de sistemas, formado por actividad de la roca, del agua, del aire
de las plantas, de los animales y el hombre y por su fisonomía constituye una
entidad reconocible”. En 1988, el mismo autor señala que lo básico
de la ecología del paisaje y lo que la diferencia de otras disciplinas, es la
suposición de que un espacio específico de un paisaje es una entidad holística,
que incluye todos sus componentes heterogéneos, incorporando al hombre como un
elemento más del conjunto. El autor señala asimismo que el objeto de estudio de
la ecología del paisaje es el "paisaje", correspondiendo éste a la
heterogeneidad de un área de tierra compuesta por un grupo de ecosistemas
interactuantes, que se repite en forma similar a lo largo del espacio (Forman y
Godron,1986). De esta manera, el paisaje
aparece como una unidad jerárquica superior al ecosistema. El paisaje como mosaico de ecosistemas en diversos grados de transformación y adecuación, ha sido analizado por Hills (1974), Fabos et al. (1980), Klink (1974), Olschowy (1975), McBride (1977), Schreiber (1977), Naveh (1978), Dorney y Hoffman (1979), González (1981) y Zube et al. (1982), entre otros, que no tiene caso discutir aquí.
Etter (1990) precisa aquella definición al explicar el paisaje como: "Una porción del espacio geográfico, homogéneo en cuanto a su fisionomía y composición, con patrón de estabilidad temporal resultante de la interacción compleja del clima, las rocas, el agua, el suelo, la flora, la fauna y las actividades humanas, reconocible y diferenciable de otras vecinas de acuerdo con un nivel de análisis (resolución) espacio-temporal"; aquí ya se apunta hacia la determinación de una “unidad de paisaje”, tema que será abordado en profundidad cuando se estudien distintos enfoques metodológicos para el estudio del paisaje.
En los albores del presente milenio,
la
Convención Europea del Paisaje entiende
por paisaje: “componente esencial del entorno en el que viven las poblaciones,
expresión de diversidad de su común patrimonio cultural, ecológico, social y
económico y, a la vez, fundamento de su identidad” Aunque no muy feliz en sus
términos, en este concepto subyace la idea de que el paisaje es un elemento
esencial del bienestar individual y social, reconociendo los factores que han
hecho posible unas determinadas formas del territorio. Además, que es un hecho
objetivo y por tanto sujeto a la administración o gobierno como tantos otros
aspectos de la realidad
En efecto, actualmente se afirma que
cualquier fragmento de la superficie terrestre (fondos oceánicos incluidos),
intervenido o no por los humanos, configura un paisaje; es decir, un conjunto
de referentes físicos y funcionales, susceptible de ser
considerado como un fenómeno real en sí mismo. El paisaje refleja la realidad
ambiental de cada lugar (geológica, climática, edáfica), a la vez que resume y
expresa la historia de procesos biológicos y antrópicos que se hayan podido
desarrollar en él.
El conjunto de referentes
(naturales) físicos y funcionales aparece como condición necesaria y suficiente
e incluye paisajes no terrestres, como el paisaje lunar o el paisaje marciano
así como paisajes en los que el componente biótico (no antrópico) es tan
insignificante que no satisface la definición de ecosistema.
Sin embargo, los paisajes
contemporáneos son mayoritariamente
paisajes transformados en distintos grados como consecuencia de la
actividad milenaria de diferentes formas de organización social humana; por tal
motivo y en lo que respecta al planeta Tierra, la consideración de los procesos
antrópicos es insoslayable.
El paisaje total.
En este ensayo el marco teórico
esencial se desarrolla como una aproximación al análisis del espacio geográfico
terrestre y su evolución hacia la conformación de los paisajes, como
resultantes de la íntima relación Naturaleza-Sociedad. Considerando el primigenio espacio geográfico susceptible de llegar a conformar un paisaje, el relieve modelado es, como se dijo, condición no sólo necesaria sino suficiente para satisfacer el concepto de paisaje. La presencia de elementos bióticos y más aun la de elementos antrópicos, podría considerarse accesoria (aunque no invalidante) o bien como una resultante lógica del proceso de evolución perpetua que experimenta el planeta. En el transcurso de dicho proceso, muchas circunstancias ambientales han cambiado drásticamente; la vida se hizo presente a través de numerosas formas diferentes (algunas de las cuales no lograron pasar con éxito el filtro de la selección natural y hoy son sólo registros paleontológicos, mientras que otras se mantuvieron casi sin cambios y otras más evolucionaron hasta las formas actuales) y, con independencia de su forma y función, cada especie ha experimentado las acciones del medio, ha reaccionado a él y ha coaccionado con sus compañeras de hábitat. De esa intrincada maraña de acciones, reacciones y coacciones se deriva una co-evolución entre paisaje y elementos bióticos (ser humano incluido) contribuyendo estos últimos a la transformación del primero.
Puesto que hoy los seres vivos existen, su incorporación como elemento constitutivo del paisaje es obligada, aunque puedan existir paisajes que no los contengan. Del mismo modo, la humanidad organizada y sus acciones (destrucciones y construcciones) se convierte en un elemento de gran significación en el paisaje, particularmente en la velocidad de transformación del mismo y en el sentido del cambio. Tan grande es la influencia antrópica que en el devenir de la historia han surgido paisajes relativamente estables con baja o nula probabilidad de ocurrencia en ausencia del ser humano (como las dehesas, los arrozales o las ciudades).
El paisaje donde se desarrollan las actividades materiales y espirituales de la sociedad humana adquiere el carácter de un espacio estructurado el cual evoluciona conjuntamente con los procesos sociales. En estos casos, el Hombre se visualiza como el principal factor estructurador del paisaje.
Ya en 1968 Bertand sostenía que “el paisaje no es la simple suma de elementos geográficos separados, sino que es -para una cierta superficie espacial- el resultado de las combinaciones dinámicas, a veces inestables, de elementos físicos, biológicos y antrópicos, que engarzados dialécticamente, hacen del paisaje un cuerpo único, indisociable, en perpetua evolución”.
Dos años más tarde (1970) Relph intentó una conceptualización de la interacción entre la naturaleza y la sociedad a través del tiempo; es decir, el paisaje como algo creado, como una experiencia humana que obtiene significado a través de la intencionalidad de los grupos sociales. Este enfoque toma en cuenta el contexto histórico social en la expresión espacial de las formas socio-económicas. Para González Bernaldez (1981) el concepto integral de paisaje debe incluir las decantaciones de la historia y sus estructuras económicas en los espacios de la geografía. Es decir, la cultura objetivada en el espacio sobre los fundamentos inorgánicos y orgánicos de los escenarios naturales.
De esta manera, el análisis de los espacios socio-naturales (paisajes), debe comprender una visión histórica de la sociedad junto con los procesos naturales que la sustentan, una conformación y evolución de la sociedad con sus distintas etapas de desarrollo y avance tecnológico y, finalmente, una concepción objetiva del mundo y de la vida para interpretar a través de ella los procesos formativos de la ciencia del paisaje. Este planteamiento requiere necesariamente de un enfoque interdisciplinario y una metodología que permita una investigación verdaderamente integrada.
La permanencia, evolución, transformación, cambio y desaparición son eventos resultantes de procesos abióticos y bióticos con dimensión espacio-temporal. La comprensión de las estructuras básicas, los elementos primarios del paisaje, deben entenderse a través de la historia del planeta. Por tanto los paisajes, desde el punto de vista ecológico y biogeográfico, aparecen como entidades naturales, cuyos componentes co-evolucionan desde su misma aparición. De esta manera, el análisis de la dinámica del paisaje debe abarcar varios niveles disciplinares, que permitan conocer tanto el paisaje natural como sus modificaciones surgidas en la creación del paisaje socio-cultural.
La consideración del paisaje como un recurso natural en sí mismo (no como escenario de actividades productivas) y su valoración como tal permiten, sin embargo, un enfoque que apunta a una idea diferente, al concepto de paisaje visual, considerando más la estética y la capacidad de percepción del paisaje de un observador. Así, en vez de hablar de paisaje ecológico se habla de paisaje visual o percibido. Volviendo a la definición del diccionario (porción del territorio visible) se puede interpretar al paisaje como “espacio a una escala visual en la que es posible la apreciación de ciertas formas y detalles de interés para su reproducción y para la intervención transformadora, y respecto del cual es posible también reconocer los procesos naturales o antrópicos que lo explican".
En síntesis, se pueden reconocer tres enfoques distintos para centrar el término paisaje (SEIA, 2004):
- El paisaje puramente estético, que hace alusión a
la armoniosa combinación de las formas y colores del territorio, e incluso
a la representación artística de él.
- El paisaje como término ecológico o geográfico,
que se refiere al estudio de los sistemas naturales que lo configuran, es
decir, la interrelación entre agua, aire, tierra, plantas y animales, a lo
que debería agregarse la actividad humana.
- El paisaje como estado cultural, es decir, el
escenario resultante de la actividad humana.
Karl R. Popper, filósofo austriaco nacionalizado británico
planteó la existencia de tres “mundos”: el primero, mundo físico o natural; el
segundo, el mundo de los sentimientos anímicos, el de las sensaciones
personales, de la psique; el tercero, el mundo de las ideas con las que nos
representamos la realidad. El paisaje, según nuestra concepción, pertenece a
los tres.
Conclusión:
Coincidiendo con Martínez Vega y
otros (2003), “el estudio del paisaje se puede
enfocar desde dos concepciones: el paisaje total y el paisaje visual. En la
primera, el interés se centra en el estudio del paisaje como indicador o fuente
de información sintética del territorio y como un sistema de relaciones en el
que los procesos se encadenan. Su aprehensión se realiza como un todo. En la
segunda aproximación, la atención se dirige hacia lo que el observador es capaz
de percibir en ese territorio, el paisaje como expresión espacial y visual del
medio”.
Estos dos enfoques implican
aproximaciones distintas:
a)
el estudio del paisaje como paisaje visual es eminentemente descriptivo; el paisaje puede considerarse definido por el entorno
visual del punto de observación y caracterizado por los elementos que pueden
ser percibidos visualmente por el hombre (relieve, geoformas predominantes,
tipo y estructura de las formaciones vegetales, etc.) pero no explica la evolución y transformación de los
paisajes.
Asimismo, cada enfoque supone
impactos diferentes: a nivel de paisaje total, el impacto (positivo o negativo)
implica cambios en el carácter o calidad del mismo; a nivel de paisaje visual
el impacto se relaciona con los cambios que podrán sufrir las posibles vistas
del paisaje y sus efectos sobre al observador.
En este sentido,
no hay duda que el estudio tanto descriptivo como funcional del paisaje debería
ser un paso previo a cualquier proyecto o actuación que suponga una
intervención del hombre, a cualquier decisión que afecte al uso del suelo o a
la gestión de los recursos naturales en un espacio geográfico determinado.
Podría afirmarse entonces que la Ingeniería de Paisajes es la disciplina que estudia, interpreta y
explica al paisaje teniendo como meta su aprovechamiento sustentable, contribuyendo
a la toma de decisiones
sobre el uso de la tierra a través de actividades de valoración, planificación,
ordenación, conservación y remediación.
Por su parte, "Arquitectura del Paisaje" se refiere al
resultado de la manipulación consciente del paisaje por parte del proyectista y
abarca desde el "paisaje urbano" (en el cual la proporción de lo
construido es mayoritaria) hasta sutiles intervenciones en espacios naturales
que a base de elementos topográficos y especies vegetales crean una intencionalidad
perceptiva, o sea, un paisaje construido (Cerver, Francisco A., 1997).
Bibliografía
consultada.
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Zube EH, JL Sell & JG Taylor (1982) Landscape perception: research, application and theory. Landscape Planning 9: 1-33.
I. FUNDAMENTOS Y OBJETIVOS
DE CREACION DE LA CARRERA
DE INGENIERO DE
PAISAJES.
La ciencia del paisaje ha tenido su antecedente en los trabajos de Charles Darwin y Alejandro von Humboldt en el siglo XIX. Las geografias rusa y alemana introdujeron los elementos básicos de la vertiente física del paisaje. Geógrafos europeos y norteamericanos en la primera mitad del siglo XX continuaron fundando los cimientos de la ciencia del paisaje como disciplina natural; al mismo tiempo se fueron forjando las bases para una visión sociocultural y psicológica del paisaje.
El término Ciencia del Paisaje
apareció por primera vez en 1884 para desiertos absolutos o lugares de
influencia glacial, de los cuales interesaban exclusivamente los procesos
físicos. Es decir, enfocando al paisaje geomorfológico.
En sentido geomorfológico se denomina paisaje al
aspecto general de una región, determinado por el conjunto de geoformas (relieve tallado o
construido sobre un sustrato, resultado tanto de la erosión como de la
acumulación de sedimentos sobre los relieves emergidos de las áreas
continentales). La geoforma comprende todos los elementos vinculados con la
morfología de la superficie terrestre (clima, relieve, litología, geomorfología,
suelos y cubierta vegetal con su fauna asociada).
Por otro lado, las ciencias
directamente relacionadas con el hombre, como la historia, la arqueología, la
etnografía o la sociología, se interesan en aquellos paisajes marcados por las
huellas de la actividad humana. Se asume que el paisaje, entendido como entorno
natural, fue pre-existente al ser humano y cuando éste aparece en el planeta,
encuentra en él una fuente de recursos pero también un lugar inclemente al que
debe modificar, adecuándolo a sus necesidades. De esta manera, el paisaje incluye también la presencia de obras
antrópicas cuando ellas existen.
Aunque la problemática derivada de la interacción
Naturaleza/Sociedad no es nueva, ya que data desde los inicios de la humanidad,
la capacidad tecnológica y la presión demográfica se han convertido
en una amenaza para numerosos recursos de carácter natural y cultural.
Entre ellos se encuentra el paisaje, en su condición tanto de elemento de
calidad ambiental como de valor histórico y cultural y que además representa un
recurso económico en cuanto a que influye en la localización y desarrollo de
determinadas actividades y en el valor del suelo.
La consideración del paisaje como
nivel de organización de jerarquía superior a la del ecosistema cobra fuerza y
actualidad a partir de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y
Desarrollo realizada en Río de Janeiro en 1992, ya que resulta evidente
que las Convenciones surgidas en su transcurso (Conservación de la
biodiversidad, Lucha contra la desertificación y Control del cambio climático)
sólo pueden lograrse a través de la conservación y/o rehabilitación de los
paisajes, asumidos éstos como un recurso en sí mismo y principal proveedor de
bienes y servicios ambientales, más que como un mero marco escénico o un
espacio productivo, receptor al mismo tiempo de desechos provenientes de
actividades humanas.
Pese a que la sociedad está cada vez más concientizada
sobre los límites de los recursos naturales y la necesidad de proteger el
ambiente de las amenazas que se ciernen sobre los paisajes existentes y los
efectos del desarrollo sobre el entorno en general, no puede sustraerse de sus
necesidades y éstas se satisfacen fundamentalmente mediante la explotación directa o indirecta
del medio natural.
La expansión de las fronteras agrícolas hacia tierras
consideradas técnicamente como marginales para esta actividad, la ganadería
extensiva sobre la base de pasturas naturales, el uso de maquinarias de alto
poder de volteo para la explotación de bosques nativos, los grandes
emprendimientos mineros que no sólo significan el deterioro irreversible del
sector explotado sino que usualmente implican grandes obras de ingeniería vial
y civil, transforman los paisajes rurales y pueden constituirse en causales de
desertificación y contaminación ambiental cuando no existe una adecuada
previsión de las consecuencias ni se anticipan las medidas correctivas.
Asimismo, cuando se construyen barrios,
urbanizaciones, obras de infraestructura, complejos de ocio y deporte, parques,
polígonos industriales, etc. se modifican profundamente los paisajes
preexistentes. La escala y el impacto de dicho desarrollo (desmonte, polvo en
suspensión, residuos sólidos urbanos, aguas servidas, etc.) puede ser una amenaza para el entorno, pero una cuidadosa
ubicación y un diseño acertado del paisaje que logre integrar los elementos
introducidos con los existentes puede crear un nuevo paisaje de calidad e interés
visual.
Paralelamente a la modelación de nuevos paisajes, la
renovación de los mismos armonizando elementos introducidos para el confort
humano con elementos naturales que sostengan los mecanismos vitales de su
funcionamiento, puede ser la clave de la rehabilitación de zonas degradadas. La
calidad estética y ambiental del paisaje renovado (urbano, industrial o rural)
influye positivamente en la valoración económica del mismo.
De aquí la
relevancia que toma el poder conservar el carácter de los paisajes, de modo tal
que su transformación y utilización
estética y funcional se adecue a las nuevas necesidades de desarrollo de
la sociedad humana, articulando procesos productivos, turísticos y urbanísticos
con criterios de sustentabilidad.
Frente a los actuales paradigmas es necesario proponer
un nuevo enfoque epistemológico para abordar la problemática concerniente al
paisaje y establecer nuevas soluciones, mediante la convergencia de diversas
orientaciones metodológicas que permitan una sistematización de carácter
general, a saber:
a) La de geógrafos,
geólogos, biólogos y agrónomos y especialistas ambientales, que analizan el
paisaje como la escena resultante de numerosas interacciones tanto del medio
físico como del medio biótico y cultural, donde destaca el carácter funcional,
atendiendo a criterios de calidad relacionados con la estabilidad de los
componentes físicos, su contenido en biodiversidad o su capacidad productiva.
b) La de arquitectos y
paisajistas que atienden al paisaje como una escena predominantemente visual,
donde prima el carácter estructural y la apreciación subjetiva, considerando
criterios de calidad relacionados con categorías estéticas y cualidades
percepcionales.
Así, la Carrera de Ingeniería de
Paisajes establecerá nuevas maneras de acercarse al conocimiento del paisaje,
para comprender la dinámica y características de los procesos naturales,
económicos, socioculturales y de los valores sensibles o estéticos del mismo
y evaluar su potencial y limitaciones,
con la finalidad de obtener la optimización del uso del territorio y sus
recursos por parte de la sociedad.
De acuerdo a ello, debe quedar claro que esta
propuesta no pretende formar un Ingeniero “constructor”, al que se le incorpora
como complemento a su formación básica
(pura y dura) la necesaria dimensión ambiental, sino a un Ingeniero en
cuya formación básica las ciencias naturales tienen una carga horaria
preponderante; un Ingeniero capaz de organizar la utilización racional del
paisaje natural y culturalmente modificado, concibiéndolo como un Recurso
Natural y aplicando al mismo criterios conservacionistas respecto a los
equilibrios globales más que a los elementos particulares, ya que si bien la
sustitución de especies autóctonas por alóctonas puede ser exitosa y hasta
deseable y cierto grado de artificialización puede contribuir a su mejoramiento
estético, los aspectos esenciales que hacen
a la funcionalidad integral del paisaje deben mantenerse a ultranza.
Esta Carrera se considera de
especial importancia para el NOA, cuyas características fisiográficas y
climáticas imprimen un fuerte y peculiar carácter a sus paisajes los que,
además, conservan aún la huella de la organización territorial y política más
importante de la América
del Sur prehispánica: el Imperio Inca (siglos XI al XVII).
En lo que se refiere a Catamarca, esta provincia se
destaca por poseer la mayor diversidad de paisajes (desde selva a desierto,
pasando por todas las formaciones vegetales intermedias y con niveles
altitudinales que van desde los 200 a más de 5000 msm), que representan una
excelente oportunidad de aprovechamiento turístico, y contener uno de los
legados arqueológicos más importantes de Argentina, cuyo estudio ayuda a
entender las claves de la sociedad de épocas pasadas y a guiar los planes de
restauración y gestión para su conservación y disfrute. Pero además presenta
procesos de transformación de paisajes vinculados a actividades extractivas
recientes, así como procesos de desertificación de diversos grados de magnitud,
con raíces históricas, por lo que se requiere de un profesional que
específicamente desarrolle su actividad a la escala de paisaje, que es la de
mayor capacidad holística.
Antecedentes:
En Europa se observa que muchas
escuelas y carreras que tradicionalmente se ocupaban del diseño de jardines y
restauración de jardines históricos, han tenido que evolucionar para armonizar
las exigencias del desarrollo con la problemática ambiental, a partir del
diseño y la planificación del paisaje en
su conjunto. A modo de ejemplo se cita la carrera de Ingeniería en Paisaje que
se dicta en la Ecole
Nationale d´Ingenieurs des Travaux de l´Horticulture et du
Paysage d´Angers, Francia.
En distintos países de América se
registran carreras de grado de Arquitectura Paisajística y en la Universidad de las
Américas (Chile) se desarrolla la de Ingeniero del Paisaje, con una trama
curricular similar a la de la presente propuesta aunque con más énfasis en
aspectos constructivos con materiales inertes.
En México existe una Arquitectura
del Paisaje y, en Argentina, una Carrera de Diseñador del Paisaje, ambas más
orientadas al Paisajismo (paisaje en su aspecto estético) que a una visión
sistémica del mismo.
La atención específica de la
transformación armónica, planificada y equilibrada del paisaje, concebido éste
como perspectiva integradora y sistémica, no es asumida en nuestro país por
ninguna carrera de grado que combine conocimientos provenientes de las Ciencias
Naturales (Biológicas, Agronómicas y Ciencias de la Tierra ), Ciencias Exactas,
Ciencias Sociales y elementos de Arquitectura y Diseño Plástico.
En la
normativa internacional el Paisaje, como objeto de estudio en sí mismo, tiene
como primer antecedente la “Recomendación
relativa a la protección de la belleza y del carácter de los lugares y
paisajes”, aprobada por la Conferencia General
de la Organización
de las Naciones Unidas para la
Educación , la
Ciencia y la
Cultura , en diciembre de 1962. Entre los más recientes, se
destaca la
Convención Europea del Paisaje (2000), cuyo objeto es
promover la protección, gestión y ordenación de los paisajes y organizar la
cooperación europea en estos aspectos. Dicha Convención entiende que el paisaje
es “componente esencial del entorno en el que viven las poblaciones, expresión
de diversidad de su común patrimonio cultural, ecológico, social y económico y,
a la vez, fundamento de su identidad”. Como resultado de aquella, ya existe una
Federación Europea de asociaciones y sociedades de
Ingeniería del Paisaje e Ingeniería Biológica
(EFBI) El objeto de la federación es promover la Ingeniería Biológica
como disciplina constructiva que emplea principalmente materiales vivos y
persigue objetivos técnicos, ecológicos y de restauración de paisaje, adoptando
técnicas de construcción naturales y empleando la múltiple potencialidad de los
materiales constructivos empleados.
OBJETIVOS:
Objetivo
General.
A partir del escenario antes reseñado, la Facultad de Ciencias
Agrarias, siguiendo una tendencia internacional, se propone lograr un
profesional capacitado para interpretar globalmente la estructura y
funcionamiento de los paisajes, contemplando desde las fuerzas geológicas hasta
las implicancias humanas dentro de un nuevo planteamiento en las relaciones
entre sociedad y naturaleza, incluyendo la noción de paisaje cultural en sus
diferentes variantes como hecho fundamental para la explicación de las
situaciones actuales.
Objetivos específicos:
- Combinar las dimensiones
ecológica y humana a la escala de paisaje y de región.
- Contribuir a la
organización del espacio para asegurar las funciones del paisaje y al mismo
tiempo satisfacer necesidades humanas.
-
Analizar las estructuras espaciales, las dinámicas de los paisajes, la
conectividad en paisajes fragmentados, así como la organización de los cambios de utilización de
las tierras.
-
Agrupar diferentes objetivos espaciales para ofrecer nuevas soluciones de
diseño e ingeniería a los problemas ligados a la utilización de las tierras
-
Entender en la protección, gestión y ordenación de los paisajes.
II. PERFIL DEL TITULO
La formación de un Ingeniero de Paisajes incluye por un lado conocimientos básicos, técnicos y profesionales y por otro lado,
desarrolla las habilidades artísticas y creativas, diferenciándose así de
criterios netamente productivistas o netamente preservacionistas, admitiendo
artificializaciones y sustitución de especies silvestres por domesticadas, que
mejoren el hábitat humano sin alterar el equilibrio global del paisaje.
El Ingeniero de
Paisajes es un profesional que aplica los principios éticos, científicos y
estéticos a la consideración de paisajes naturales con diferentes grados de
intervención y espacios abiertos construidos, aplicando conceptos derivados de
la visión global y sistémica del ambiente y creando puentes entre las ciencias
naturales y sociales.
Los
profesionales de la
Ingeniería de Paisajes aplican y utilizan sus habilidades
creativas, técnicas y conocimientos científicos, culturales e históricos en la
investigación, diagnóstico, evaluación, planificación y diseño de los espacios
naturales y construidos en el paisaje, así como en la gerencia y manejo de
proyectos y obras relacionadas con el mantenimiento, la conservación,
rehabilitación y disfrute de los recursos y de la sustentabilidad de las
intervenciones que allí se propongan.
El egresado
deberá contar con una metodología que le permita analizar, diagnosticar y
generar anteproyectos y proyectos para la resolución de problemáticas
específicas de la organización y gestión
del paisaje e integrar equipos multidisciplinarios para la prevención de daños
resultantes de obras de infraestructura o emprendimientos económicos que puedan
implicar una amenaza a la estabilidad funcional de los paisajes.
III.
PROPUESTA DE ALCANCES
En esta Carrera, la consideración del paisaje como
un recurso natural y su valoración como tal se da en tres dimensiones:
1- Espacios con alto grado
de naturalización en los que la acción antrópica y por lo tanto las huellas de
ésta en el paisaje, es escasa.
2- Espacios en los que la
integración de actividades humanas en el medio ha dado como resultado un
espacio antropizado, pero con sistemas sostenibles de explotación, en los que
el paisaje suele estar compuesto por un mosaico complejo de elementos naturales
y antrópicos entre los que se establecen intensas relaciones.
3- Espacios muy humanizados,
incluso aquellos que lo están en su grado máximo (las ciudades), pues además de
que en todos ellos es posible encontrar elementos naturales en mayor o menor
medida, la percepción del entorno tiene un importante papel en el bienestar
humano y en la calidad de vida.
En consecuencia, el Ingeniero de Paisajes estará
capacitado para:
a)
Analizar, interpretar y evaluar los
recursos y conflictos con relación al paisaje, a través de:
-
Inventarios de recursos y conflictos concernientes al paisaje considerando
sus potencialidades, vulnerabilidades y limitaciones.
-
Definición de tipologías y unidades de paisaje, caracterizadas según su
distribución y las causas o procesos naturales y/o culturales que las explican.- Cartografía de paisajes a diferentes escalas, en relación con su visibilidad, su morfología y las representaciones o percepciones sociales;
b) Evaluar los paisajes en sí mismos y las actuaciones con incidencia sobre el paisaje, mediante:
- La consideración de los aspectos funcionales y visuales del paisaje para la determinación de su fragilidad, valor de conservación y estudios de impacto ambiental.
- La valoración de los paisajes al efecto de su calificación por el planeamiento territorial como:
1. áreas capaces de soportar usos urbanísticos o de producción económica en sus diversas manifestaciones, incluyendo la actividad turística.
2. áreas protegidas (sea por su interés escénico o histórico - cultural, capacidad protectora, singularidad o rareza, vulnerabilidad intrínseca o adquirida, etc.).
- La restauración con material biológico de cicatrices
en el paisaje causadas por episodios catastróficos o por las actividades
humanas (creación de zonas verdes y comunidades
arbóreas y arbustivas utilizables por la población en terrenos anteriormente
degradados o baldíos. Estabilización de taludes y control de la erosión,
aumento de la rugosidad del terreno, mejora del balance hídrico por un aumento
de la interceptación, mejora de la capacidad de
retención de agua del suelo y mejora del consumo de agua por las plantas,
etc.
-
El diseño y ejecución de pantallas visuales para la ocultación de diferentes
infraestructuras de fuerte impacto visual- el análisis, la evaluación y la selección de la soluciones de ingeniería que optimicen el uso del paisaje y sus recursos, preservando su carácter de bancos genéticos y reguladores ambientales.
c) Proponer y ejecutar obras de mantenimiento o mejora de paisajes, desde las estrategias o directrices generales hasta los instrumentos más detallados como los planes locales, las licencias o los proyectos de obra, mediante, por ejemplo:
- El enriquecimiento de los paisajes mediante la creación de focos visuales y nuevas estructuras, formas y colores en la vegetación.
- El señalamiento de senderos de interpretación y de miradores, como parte de la ordenación incluida en planes integrales (urbanísticos, ambientales) o sectoriales (carreteras, vías verdes y senderos, etc.);
- La distinción de áreas o bandas con limitaciones de uso por razones concernientes al paisaje (conservación, visibilidad, respeto, etc.);
- La localización preferente y/o más factible de actividades con impacto sobre el paisaje y el establecimiento de las medidas correctoras concretas que procedan;
- La elaboración de planes o proyectos de regeneración de espacios degradados tales como minería, obra pública, escombreras de inertes, escombreras mineras, vertederos de residuos industriales y urbanos, canteras, asentamientos urbanos marginales (villas miserias), etc.;
- La indicación de condiciones y limitaciones por razones intrínsecas al paisaje de proyectos de obra o construcción.
d)
reconocer las variables que determinan la dinámica del paisaje y a través de
criterios normas y/o acciones, crear
espacios equilibrados para el desarrollo de la actividad humana que conduzcan a
una mejor calidad de vida y dejen
opciones para las generaciones futuras. Las principales líneas de actuación
son:
- La evaluación,
modelado y/o diseño de la fragmentación
de paisajes para la conservación de la diversidad biológica, diversidad de
hábitats y diversidad de ecosistemas.
- El diseño y ejecución de
corredores de conectividad biológica entre fragmentos o parches de hábitats.
- La planificación, diseño
y ejecución con criterio estético y funcional de espacios verdes (Jardines botánicos, parques
temáticos, lineares, urbanos, jardines, paseos, etc.) en áreas públicas y/o
privadas.
- La multiplicación,
introducción, adaptación y conservación de especies vegetales ornamentales así
como el diseño y ejecución de instalaciones especiales (viveros, invernáculos,
rusticaderos, etc.) para el cultivo forzado.
-
La identificación de especies vegetales
raras, endémicas y/o en peligro de extinción a efectos de:
1) seleccionar y dirigir la
aplicación de técnicas y métodos de conservación in situ y
2) diseñar las instalaciones y los
métodos y técnicas más adecuadas para su conservación ex situ.
e)
armonizar las exigencias del desarrollo con la problemática
ecológico-ambiental, a partir del diagnóstico, ordenación, evaluación y gestión
integral del paisaje con criterios de sustentabilidad social, política,
económica y ecológica.
f)
desempeñarse en los campos de la investigación, docencia universitaria y
extensión.
g)
cooperar en la toma de decisiones en el uso del espacio, interviniendo en las
políticas y estudios encaminados a
decidir qué actividades deben ser ubicadas y dónde.
h) intervenir en el control
de los cambios en el uso del espacio, estableciendo los umbrales ambientales al
desarrollo de las diferentes actividades.
i)
Participar en:
§ La planificación, implementación y evaluación de los
programas de investigación y/o inversión que
tengan por finalidad desarrollar conocimientos y tecnologías conducentes
a la planificación y gestión del paisaje.
§ Los planes de ordenamiento territorial en sus diversas
escalas.
§ La supervisión
y ejecución de obras de ingeniería biológica para la modelación o remodelación
del paisaje.
§ La evaluación
de anteproyectos y proyectos ejecutivos que tengan como objeto el paisaje o
alguno de sus elementos constitutivos.
§ La evaluación
de impactos ambientales.
§ La elaboración
de leyes, ordenanzas y normativas relativas al paisaje urbano y rural.
§ Los planes de
aprovechamiento de recursos naturales, territoriales y urbanísticos.
§ La elaboración
de modelos virtuales de simulación en relación con distintos aspectos
vinculados al paisaje.
§ La definición y establecimiento de objetivos de calidad
del paisaje socialmente compartidos.
La actividad
del Ingeniero de Paisajes se desarrolla en diferentes escalas que se extienden
desde la escala regional hasta la escala urbana, en Universidades y Centros de
Investigación, en la
Administración Pública (Municipal, Provincial y Nacional), en
Organizaciones no Gubernamentales y en equipos interdisciplinarios,
consultorías o empresas dedicadas al paisaje.
Tomado
de la propuesta elevada al Ministerio de Educación de la Nación.